Tonia Etxarri-El Correo

No suelen tener buena fama las comparecencias de los políticos de turno ante la correspondiente comisión parlamentaria, sobre todo si los convocados tienen abierto un proceso judicial. Además de considerarlas un espectáculo mediático por su afán justiciero, ha existido tradicionalmente una opinión generalizada poniendo en duda su eficacia. Los primeros descreídos hemos sido los periodistas que, desde la Transición, hemos recurrido a la cita histórica atribuida a Napoleón Bonaparte: «Si quieres que algo se demore eternamente, crea una comisión». El caso es que en nuestro país hemos visto desfilar ante el Parlamento a todo tipo de políticos, en activo y retirados, empresarios y CEO, y hemos podido comprobar el entusiasmo con el que unos pedían la comparecencia de sus contrarios pero cuando les ha tocado a ellos, intentaban escurrir el bulto.

Eso es lo que está ocurriendo ahora en el Parlamento de Navarra, en donde se acaba de constituir una comisión de investigación para averiguar las posibles trampas administrativas en el ‘caso Cerdán’. Pero vaya por Dios, no van a contar con la versión de su presidenta del Gobierno, María Chivite. Tan amiga del exsecretario de Organización del PSOE, tan afectada hasta la lágrima cuando compareció ante la prensa el mes pasado, horas después de conocer que su «compañero y amigo» había resultado señalado por los informes de la UCO como el gestor de las mordidas de la ‘trama Koldo’ y había tenido que dimitir como ‘número tres’ del PSOE.

Chivite se libra, de momento, de someterse a las preguntas de los parlamentarios sobre la concesión de las adjudicaciones de obras a empresas de la trama corrupta por parte del Gobierno que ella preside con gran comodidad. Han sido sus socios quienes le han librado de la ‘quema’ parlamentaria. No comparecerá ella ni tampoco su antecesora, Uxue Barkos. Entre los tres pilares que sostienen el Gobierno de Navarra protegen a Chivite en el burladero. Y los tres -PSN, Geroa Bai y Bildu- se apoyarán mutuamente por si el ‘caso Cerdán’ acaba provocando un seísmo en el epicentro navarro y termina haciendo saltar por los aires al Ejecutivo autonómico y la Alcaldía de Pamplona que fueron posibles gracias a unos pactos que contradijeron la voluntad mayoritaria de las urnas.

La comparecencia de los que están imputados o procesados no tiene el menor interés político. Se encerrarán en su silencio para no interferir en sus procesos de investigación judicial. Lógico. Pero Chivite, que de momento no se encuentra en una situación similar, pierde una ocasión de oro para defenderse. Y, de paso, contar a sus señorías cómo su Gobierno concedió licencias de obras a una empresa como Servinabar, sin apenas infraestructura y especializada en trabajos administrativos. Luego vendrían los contratos públicos que fueron engordando, presuntamente, ese cuento de la lechera cuyo cántaro se les rompió con el informe de la UCO. Las comparecencias no comenzarán hasta el 14 de octubre. Pero tal y como van las cosas, y con Santos Cerdán en prisión preventiva, no habrá un verano tranquilo para el PSOE, a pesar del parón judicial y parlamentario.