EL CORREO 26/02/14
TONIA ETXARRI
Nos necesitan. Los políticos a los medios de comunicación. Una circunstancia conocida que nunca como ayer se había reflejado con tanta intensidad en un Debate sobre el Estado de la Nación. Entre el discurso autocomplaciente del presidente del Gobierno y el ‘apocalíptico’ del líder de la oposición socialista se produjo un choque constante de titulares tan recurrente que, en buena parte del ‘cara a cara’, llegó a sustituir a los argumentos de peso.
Desde que Rajoy utilizara, por error, su famosa muletilla «fin de la cita», el archivo se ha convertido en una arma poderosa como pozo recurrente de información y memoria. Y en ese vicio, Rubalcaba tiene las de perder, sencillamente porque siempre ha estado ahí. Cuando se despertaron sus señorías, Rubalcaba ya estaba ahí, como el dinosaurio del microrrelato de Monterroso. Su extenso historial como responsable en los sucesivos gobiernos socialistas siempre termina por arrojar contradicciones, incoherencias o vacilaciones de las que ahora se mofa él mismo cuando destaca las del Gobierno del PP. Una baza demasiado jugosa para no aprovecharla.
Por eso, Mariano Rajoy le recordaba al dirigente socialista cómo presumía de la macroeconomía cuando gobernaba él en 2010 y cómo se equivocó con las previsiones para 2011. En el ‘cara a cara’ que mantuvieron Rajoy (vehemente y a veces opositor) y Rubalcaba (mitinero y desordenado), se notaba el momento político del debate. En tiempo electoral. Y si Rajoy se juega las elecciones europeas, Rubalcaba necesita hacer valer su supervivencia como líder de la familia socialista.
Al presidente del Gobierno le interesaba resaltar lo que ha avanzado la situación macroeconómica en España en el último año. Y para eso se valió de una comparación de titulares de la misma prensa extranjera que, en 2013, hablaba de abismo y rescate para destacar ahora el fin de la recesión y la recuperación de la confianza inversora. Y el dirigente del PSOE, que de la misma forma que no reconoció la crisis ahora no puede reconocer la recuperación económica, lo hizo para atribuir los méritos a la tendencia europea, escogiendo para la ocasión los titulares relacionados con la pérdida de derechos sociales .
El presidente, después de reiterar su intención de no privar al conjunto de los ciudadanos españoles de la capacidad de decidir sobre un territorio, desmontó el socorrido mito del diálogo que reclaman quienes no lo han practicado. «Pusieron sobre la mesa un contrato de adhesión». Sin diálogo previo. Se enteró de la fecha y las preguntas decididas por la prensa. Durán no exagera al decir que Cataluña es el principal problema de España. Y este conflicto no se resolverá con una guerra de titulares.