Juan Carlos Rodríguez Ibarra-Vozpópuli
  • Si el gobierno de España ha renunciado a reconocer la autodeterminación del Sáhara Occidental pueden perder una vez más sus esperanzas los catalanes independentistas

Todos los días saco mi perro, un Border collie, a dar una vuelta por la sierra de Alor, donde crece la rosa de Alejandría, un espectáculo inigualable cuando llega el mes de abril. A la sierra la circunvala una carretera por la que, de cuando en cuando, pasan automóviles camino de Táliga o de Olivenza. Mi perro oye a distancia el ruido del motor del coche que se aproxima y se prepara para perseguirlo cuando pasa a la altura de Santo Domingo. Calculo que recorre dos o tres kilómetros a toda velocidad. Por mucho que lo intenta jamás consigue su objetivo, entre otras razones, porque existe una alambrada que le impide acceder a la carretera. Cada vez que vuelve de su frustrada persecución va sacando más la lengua para poder exhalar todo el aire que, con la lengua fuera, llega directamente a sus pulmones. Creo que de ahí viene ese dicho de “ir con la lengua fuera”.

Exactamente lo que le pasa a Unidas Podemos en su aventura gubernamental. Va con la lengua fuera, y cada vez que intenta acercarse a su objetivo, se aleja más la posibilidad de conseguirlo. El último ejemplo, el giro de 180 grados que ha dado el presidente del Gobierno en su política exterior ha puesto de manifiesto una vez más que lo de la izquierda de la izquierda no era más que un eslogan. Van con la lengua fuera. Mi Border collie a veces ladra, porque me desvío del camino, pero no quiere dejar la compañía de su amo, porque es quien le da de comer.

El Presidente del Gobierno ha tomado una decisión respecto a la República Árabe Saharaui Democrática como menos discutible. Las razones de buena amistad con el Reino de Marruecos se contradicen con el apoyo al presidente Zelenski frente a la agresión del presidente Putin. Ese apoyo le supone a España situarse frente a Rusia. La política internacional tiene claves que el común de los mortales desconocemos, pero si el interés de España debe anteponerse a los principios, no veo la razón de que interese más a nuestro país alinearse con Ucrania poniéndose contra Rusia. Si se trata de interés, es más interesante Rusia que Ucrania. Si, por el contrario, deben primar los principios, España debería seguir manteniendo su alineamiento con la resolución de la ONU respecto al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui.

España acaba de desertar de esa posición. La única ventaja que le veo al hecho de entregar la República Saharaui al Reino de Marruecos es que cada vez lo tendrán más difícil quienes dentro de España pretenden que se les reconozca el derecho realizar un referéndum de autodeterminación. Si el gobierno de España ha renunciado a reconocer la autodeterminación del Sáhara Occidental pueden perder una vez más sus esperanzas los catalanes independentistas. Estaría bueno que se les negara a los saharauis ese derecho y se les reconociera el derecho a decidir sobre su futuro a los independentistas catalanes.

Se especula en estos momentos sobre si Argelia, nuestro mayor abastecedor de gas, conocía de primera mano ese giro en la política española. Según el Gobierno español, se le había comunicado con antelación

La prensa ha dado a conocer la posición española respecto al reconocimiento de Marruecos a considerar al Sahara Occidental como una provincia autónoma marroquí. Ha sido la propia casa real alauí la que dio a conocer públicamente la carta que el presidente del Gobierno español envió al Rey Mohamed VI. Se especula en estos momentos sobre si Argelia, nuestro mayor abastecedor de gas, conocía de primera mano ese giro en la política española. Según el Gobierno español, se le había comunicado con antelación. Según Argel, el gobierno argelino estaba ausente de ese cambio, al que califican como la segunda traición de España al Sahara Occidental.

No me cabe la menor duda era de que los saharauis sí estaban informados de la carta del presidente Sánchez. Tanto les irritó, que unos días antes de que Marruecos la hiciera pública quisieron vengarse de nosotros intentando enterrarnos con la arena del desierto del Sahara. Eso explica la calima que hemos venido soportando durante los días de la semana pasada. No consiguieron su objetivo, pero a punto estuvieron de hacerlo como testifican el color marrón que lucía la mayoría de los coches aparcados en las calles españolas.

La entrada del ‘prófugo’ Gali

Se supone que, entre otras razones, el Gobierno español, ha tomado esa medida para que Marruecos cierre el grifo de la inmigración que tantos quebraderos de cabeza provoca en Ceuta y  Melilla. Esperemos que como consecuencia de eso, Argelia no cierre también otro grifo: el grifo del gas.

Vivimos momentos desconcertantes. El mundo al revés: El PP aparece ahora como pro saharaui. Ya olvidaron que Pablo Casado dijo en octubre pasado que “es incomprensible que el presidente no haya aclarado quién dio la orden para dejar entrar en España sin documentación a un prófugo buscado por genocidio, terrorismo y violación”.

Y con la lengua fuera, el PP, Cs y Vox situándose en la defensa de la agricultura española. Si de verdad defendieran a los agricultores, no hubieran  aparecido en la manifestación del domingo pasado para no desvirtuar con su presencia las reivindicaciones por las que los agricultores salieron a la calle.