ABC 07/04/16
LUIS VENTOSO
· Pablo podría evitar tomar a sus compatriotas por analfabetos
LA chispa de Churchill para las frases redondas ha sido embellecida con apócrifos. Una de sus citas más sonadas jamás salió de su boca, según asume The Churchill Center. Pero es tan certera que se repite constantemente: «Si a los 25 no eres de izquierdas es que no tienes corazón. Y si a los 35 no eres conservador, es que no tienes cabeza».
Esa es la evolución ideológica de mucha gente bienintencionada. De mozos se enamoran de la lírica igualitaria, hasta que en la edad adulta se sinceran consigo mismos, hacen un ejercicio de honestidad intelectual y reconocen que cada vez que se aplica el catecismo marxista la fiesta acaba en pocas lentejas y menos libertades. Un amigo que recorrió la ruta de Marx a Popper me ha evocado cómo era aquel culto setentero: humo de Ducados, pana y patillas, larguísimas muermo-asambleas sobre el sexo de los ángeles, pegatas y pasquines, escritos sacros de Marx, Sartre, Chomsky, Gramsci, Lenin o Frantz Fanon. Algunos se quedaron a vivir en el cuento de la lechera. Otros avanzaron al encuentro con la realidad.
Una de las características que adornan al auténtico erudito es no abrumar ni humillar con los conocimientos. Iglesias, que a decir de quienes saben sale casi a error por cita, gusta justamente de lo contrario: le pone epatar al adversario, restregarle por la cara una supuesta alta cultura. Camina por el mundo con la cansina y ridícula prepotencia de quien se cree el único tío que ha leído un libro complejo, o ha disfrutado con una película de autor. Ayer en el Congreso, con la pose altiva al uso, le recomendó a Rajoy que «lea al gran Frantz Fanon» y prometió regalarle su libro más célebre, «Los condenados de la tierra».
Como soy mucho más gañán que el profesor Iglesias y un pelín menos izquierdista, andaba yo en la berza respecto a Fanon (lo mío es más conservador: Samuel Johnson, Montaigne o un buen café con la tribuna de Guy Sorman en ABC). Pero mi amiguete, el que se chupó todas las asambleas del correcto dogma, me ha puesto al día. Psiquiatra y filósofo francés procedente de sus colonias caribeñas, Fanon es recordado como una figura controvertida por su justificación de la violencia. Sus detractores más duros sostienen que sus teorías han facilitado argumentos de justificación a grupos terroristas. La obra que el profesor Iglesias quiere regalarle a Mariano –dudo que logre desviarlo del «Marca»– lleva un prólogo del viscoso Sartre, quien presenta abiertamente el libro de Fanon como una apología de la violencia.
En esas ciénagas hunde sus raíces nuestro Pablo… y en los siete millones de Chávez que ha destapado este periódico, y en los pagos de Irán, y en unas teorías económicas de quiebra y chufla, y en el flirteo con los herederos de ETA y los separatistas, y en la aversión a unirse a los demócratas para plantar cara al yihadismo. Canta por todos los flancos y solo cabe pedirle una mínima cortesía: no tome a sus compatriotas por imbéciles.
Ante tan turbio socio se humilla genuflexo Sánchez, el de las reuniones secretas con Junqueras (cuyo objetivo declarado es destruir España). Pedro, apolíneo ególatra de principios de plastilina que dirige al PSOE con pulso firme… al hoyo de la irrelevancia.