EL CONFIDENCIAL 05/06/13
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, tuvo ayer una apretada agenda internacional en París, donde se entrevistó con la directora general de la Unesco, Irina Bokova, y con el presidente de la SNCF, la Renfe francesa, Guillaume Pepy, aunque se quedó sin la cena con el ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian. Según fuentes de Convergencia, el viaje tenía el “visto bueno” de Madrid.
El viaje era importante para el Gobierno catalán por varios motivos: en primer lugar, Artur Mas logró firmar un convenio con la Unesco para poder colaborar con este organismo en algunos temas relacionados con la educación, la comunicación y la cultura al margen de España. En segundo, porque la agenda de Mas se hizo en connivencia con el Ministerio de Asuntos Exteriores español. Y, en tercer lugar porque, aunque Mas quiso desligar este periplo del proceso independentista de Cataluña enmarcándolo en una agenda de normalidad, en Convergència i Unió (CiU) le contradicen y apuntan a que el viaje marca perfil internacional ante el proceso soberanista que ha emprendido y con la vista puesta en la internacionalización del “conflicto catalán” el año próximo.
El propio Mas anunció en la capital francesa un próximo viaje de siete días a Brasil “de altísimo contenido económico, pero sin olvidar los contenidos ciltiurales o institucionales y políticos”. Del periplo de ayer, afirmó que “Francia es para nosotros un país capital y estratégico, nuestro gran socio comercial”. Y añadió que “no es propiamente un viaje al exterior, sino como un desplazamiento en casa o cerca de casa , casi ordinario, en la línea de lo que hemos de hacer los gobernantes de hoy”.
Pero a pesar de sus intentos de ubicar el viaje en un contexto más económico, es indudable que el trasfondo político es muy superior al que pretende transmitir el jefe del Ejecutivo catalán. “Es muy difícil separar el proceso de Cataluña de cualquier actividad que se haga desde el Gobierno”, admite a El Confidencial una fuente de la dirección convergente.
El propio secretario de Organización de CDC, Josep Rull, intentó incluso justificar la agenda europea de Mas subrayando la importancia de la acción exterior porque “tiene consecuencias directas en la creación de riqueza y empleo”. Pero remarcó, a continuación, que la proyección internacional de Cataluña tiene tres ejes básicos: “En primer lugar, hemos de ser actores en la Europa que se está acabando de construir porque la política internacional no queremos que nos la hagan, sino hacerla nosotros. En segundo lugar, es un elemento de captación de inversiones, ya que el país tiene capacidad por sí mismo para atraerlas, como lo demuestran los datos: en el 2012, Cataluña fue la región económica de la Europa continental que captó más inversión industrial. Y, en tercer lugar, la política internacional permite explicar y conseguir complicidades con el proceso del derecho a decidir”. Las afirmaciones contemporizadoras de Mas, pues, quedaban en entredicho.
Críticas y apoyos
Desde el PP, las críticas no se hicieron esperar. El viaje, según la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, “debilita la marca Cataluña y la marca España” y perjudica las inversiones internacionales en el Estado. “Que deje de vivir en la ficción de una Cataluña independiente y de gastar recursos en viajes que no aportan nada a la economía catalana”.
Ciutadans sacó también su artillería. “Este viaje a París es el síntoma de un Gobierno que no gobierna y de un Parlamento sin presupuestos. En lugar de hacer campañas en toda Europa defendiendo la separación contra la unión, que dedique su tiempo a salir de la crisis económica y política”, manifestó Albert Rivera, presidente de Ciutadans.