¿Un PP nuevo, con Núñez Feijóo al frente?
Un horizonte complicado para todos, desde luego también para Rivera. Expuesto aún a numerosas sentencias por corrupción, la lluvia de barro va a seguir cayendo inmisericorde sobre el PP, con su dirigencia centrando sus energías en la guerra sucesoria. La solución a corto plazo se antoja una quimera, porque no habrá PP en condiciones de recuperar la confianza de los votantes si no hay una renovación a fondo, una regeneración real. Los estímulos para seguir hozando en la basura son demasiado fuertes, y forman parte de los secretos compartidos que nadie está dispuesto a aventar. ¿Un PP nuevo, con Núñez Feijóo al frente? Aceptemos pulpo como animal de compañía. Ni siquiera tal cambalache será posible si el sucesor de Rajoy no tiene el valor de despedir a las dos señoras, las dos “niñas asesinas” que llevan años tirándose de los pelos, tras agradecerles los servicios prestados. Soltar lastre y construir una dirección totalmente nueva. No vale el simple lavado de fachada. Cambiar de sede, quizá de siglas, y construir un partido en Cataluña con capacidad para gestionar un proyecto político propio. Mientras se dirime esa pelea, el “nuevo” PP volverá a sobreactuar en su papel de oposición dura a Sánchez, con el ánimo de insuflar vida nueva al viejo y añorado bipartidismo.
No menos complicado lo tendrá el PSOE, a pesar de las mieles del poder. Probablemente subirá en las encuestas a corto plazo, pero la vida le va a resultar a Sánchez cualquier cosa menos fácil, como ya se ha encargado de recordarle Iglesias, y como la dura realidad del “caso Huerta” ha puesto en evidencia. Al margen de medidas de corte social-populista que podría sacar adelante en el Congreso con apoyos variopintos, hacer política de verdad con 84 diputados se antoja cosa harto difícil, con el añadido de que el paso de los meses redoblará la presión para esa llamada a las urnas que el socialismo pretende hurtar. La gestión del “problema catalán” se imagina especialmente complicada para un PSOE de nuevo tentado a apostar por el criminal chalaneo zapateril, empeñado en ignorar la realidad de un separatismo que no admite otra cosa que no sea la rendición del Estado, algo que los españoles no van a permitir ni a Kim Torra ni a Pérez-Castejón. La contradicción entre un Borrell con principios y una Meritxell Batet movida por los Icetas de turno, puede que no tarde en explotar.
Se trata de alimentar el esquema bipartidista, hoy muy raquítico según todos los sondeos
En sede parlamentaria, Sánchez tratará de compensar la debilidad de su posición armando de nuevo la vieja estrategia anti PP. Se trata de alimentar el esquema bipartidista, hoy muy raquítico según todos los sondeos. Ambos van a dejar a Cs un espacio muy grande de actuación. “A diferencia del bipartido, nosotros apoyaremos aquella iniciativa que pueda adoptar cualquiera de ellos y que redunde en beneficio de la mayoría. ¿Qué el PP se regenera de verdad? Estupendo, nosotros le apoyaremos en lo que sea menester. Es lo que no han comprendido los del turno: que no somos un partido al uso, porque en la naturaleza de Cs lo primero es España, muy por delante del partido o de su dirigencia. Esto va de hacer realidad una España moderna, de construir una verdadera democracia; esto no va de asaltar el poder y parapetarse en él; no va de sentarse en la política como una forma de vida. Tenemos corte por delante, cierto, pero el mismo que teníamos antes del 1 de junio. ¿Qué ha pasado? Que con el Gobierno Rajoy íbamos con el piloto automático y ahora hemos tenido que coger los mandos”.
Ciudadanos como alternativa al bipartidismo
Convertirse en alternativa al bipartidismo. No al PP o al PSOE, sino a ambos y al proceso de retroalimentación que ambos persiguen. Dejando pasar el tiempo y siendo coherente con los principios. A Rivera le convendría olvidarse de la pseudopolítica, no digamos ya de la antipolítica, y dedicarse en cuerpo y alma a hacer Política (ese “lento y constante perforar de duras tablas” que decía Weber). Política con mayúsculas, lo que implica trabajar en serio en la concreción de un proyecto liberal para España, y a hacerlo en plena calle, lejos de púlpitos, lejos también de la tentación del regate en corto y de ocurrencias como esa tan reciente de enseñar inglés a los niños en el verano. Usted dedíquese a hacer Política, señor Rivera; nosotros nos ocuparemos de convertir a nuestros niños en hombres de bien. Cuide sus amistades, sobre todo las que sólo buscan regalarle los oídos. Y no se ponga nervioso, que hay más días que longanizas para conquistar Moncloa sin necesidad de pactar con el diablo.
¿Cómo? Básicamente consolidándose como el muro de contención frente al separatismo, un papel que el PSOE no quiere jugar porque está por el appeasement y que el PP no ha sabido interpretar durante la aplicación del 155. Será un año duro, porque no se podrá hacer política constructiva dada la aritmética parlamentaria. “El descrédito del Gobierno Sánchez va a ir muy rápido. Nosotros seguiremos apostando por impulsar el patriotismo ilustrado y civil, la regeneración institucional y de la vida pública, y la denuncia sin concesiones del separatismo. Y pasado ese año los españoles tendrán que elegir si quieren más de lo mismo, más bipartidismo, o prefieren de verdad un cambio. Al fin y al cabo unos y otros nos atacan porque nos ven como un peligro para su supervivencia, los únicos capaces de romper la espina dorsal del sistema del turno. Es lo que explica la inquina contra Ciudadanos: nuestra capacidad para crear algo realmente nuevo desde el 78 y nuestra decisión de acabar con los intereses creados”. Como dicen los contundentes octosílabos falsamente atribuidos al Tenorio, “Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud”. Ciudadanos está vivo.