EL MUNDO – 26/11/16
· El Gobierno apuesta ahora por «abrir una reflexión»
· La muerte de Rita Barberá ha provocado la primera grieta grave en el pacto firmado en agosto entre PP y Ciudadanos, un acuerdo que puso los cimientos para la investidura de Mariano Rajoy.
El partido de Rivera frenó ayer en seco la posibilidad de replantear el acuerdo en los aspectos referidos a la lucha contra la corrupción, como se ha sugerido desde un PP conmocionado por las circunstancias que han rodeado el fallecimiento de quien durante años fue una de sus figuras más insignes.
Rivera enarbola la lucha contra la corrupción como cortafuegos a su relación con Mariano Rajoy, pero los populares derraman de cuando en cuando una cerilla que aviva el fuego. Ante el último desafío del PP, con la idea de revisar el pacto anticorrupción, Ciudadanos avisó que se opone de manera rotunda y que dará por roto su pacto y su condición como socio preferente si se produce. «Los acuerdos son para cumplirlos», zanjaron en la formación naranja. La separación inmediata de los cargos públicos imputados es el punto 93 del acuerdo entre Rajoy y Rivera.
«Nosotros hemos cumplido al votar sí en la investidura. Si el PP incumple cualquiera de los puntos, se habrá roto el pacto, consideraremos que no es un partido fiable y hará difícil llegar a acuerdos en el Congreso. Y eso, con las mayorías que hay [en referencia a que el PP gobierna en minoría] tendrá repercusiones a la hora de sacar adelante leyes y normas», fue ayer la advertencia de José Manuel Villegas, vicesecretario general y mano derecha de Rivera. Hasta la fecha, C’s juega el rol de socio preferente del PP y único aliado claro del Gobierno en el Congreso.
La posición del Gobierno de poner en duda «moralmente» el pacto anticorrupción, tal y como adelantó ayer este diario, y la invitación del PP a revisar su acuerdo causaron indignación y malestar en la dirección de Ciudadanos.
«Es indignante que quieran sacar provecho de una circunstancia desgraciada», señalaron. El cierre de filas fue tajante: «Nuestro criterio no cambia». «El gesto de apartar a los imputados de las listas y las instituciones no admite ninguna vuelta. Es la única manera de recuperar la confianza de los ciudadanos que se ha perdido por la corrupción», fue el mensaje de Villegas.
La lucha contra la corrupción es una aspereza que fricciona la relación entre el PP y Ciudadanos. Confrontaron durante la negociación de la investidura sobre el momento de separar de las instituciones y las listas a los políticos: Rajoy apostaba por cuando se abriera juicio oral; Rivera, desde el momento de la imputación. Después, el enfrentamiento fue sobre el momento de aplicar el pacto anticorrupción. Ciudadanos consideraba que era de aplicación desde el mismo momento de la firma; el PP por contra, consideraba que no estaba obligado a hacerlo hasta que no hubiera Gobierno. Después llegó la disputa para quitar el nombre Bárcenas de la comisión de investigación sobre la financiación irregular del PP –se quitó–; y ahora, este capítulo.
Ciudadanos quiso mostrar firmeza y contundencia ante uno de sus pilares. Incluso puso el próximo foco en el caso del presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, que está a la espera de que el Tribunal Superior de Justicia confirme o no su imputación, que ha sido solicitada por la Fiscalía. Si es imputado, Villegas ya avisó de que tendrá que dimitir para seguir contando con su apoyo (Sánchez está investigado por presuntas irregularidades en el caso del auditorio de Puerto Lumbreras).
En el PP, la muerte de Barberá ha removido muchas conciencias, hasta el punto de que han surgido voces que desde el primer momento han puesto en duda el acierto de haber admitido, en contra de lo que recogía el código ético del partido, la exigencia de Ciudadanos.
Los populares siempre apostaron por activar este castigo en el momento de la apertura de juicio oral. El propio Rajoy ha defendido públicamente esta posición en multitud de ocasiones, insistiendo en la necesidad de preservar hasta el último minuto la presunción de inocencia, sin embargo aceptaron el planteamiento de C’s, mucho más estricto, porque de lo contrario la formación naranja habría rechazado la investidura. Ahora las dudas respecto al citado acuerdo se exhiben como parapeto para ocultar el resquemor de algunos por el vacío humano que prodigaron a la senadora.
EL MUNDO – 26/11/16