ABC 22/04/15
ANTONIO BURGOS
· Lo bonito es que se llama Ciudadanos a secas, y no «Ciudadanos y Ciudadanas», que sería lo políticamente correcto
ESTA temporada se llevan los pantalones estrechísimos, mucho más que de cigarrillo o de tubo, que no sé cómo los chavales pueden meter los pinreles por esos Dardanelos. Y también se lleva muchísimo Ciudadanos. Lo de Ciudadanos es, ¿cómo se dice ahora? Ah, sí: tendencia. Tendencia a no votar al partido que ha sido lo más grande del mundo: puntillero de sí mismo con Rato. Quien iba para estrella de la economía mundial, se ha venido arriba en banderillas y ha roto en mangón, con harto contento para Griñán, Chaves, Zarrías y todos los encartados ante el Supremo por los ERE y por cosas peores, cual lo de gastarse ahora en la Feria de Sevilla en gambas y langostinos, cuando no en piculinas, el dinero de los parados. Que hubo quien lo fizo. Y No Passsó Nada. Griñán dice que se va de la política. Ahora. ¿No se va a ir? Si hubiera un atisbo de vergüenza entre sus correligionarios, la vereíta verde por la que anuncia Griñán que se da el piro no criaba yerba, y se apagarían de golpe las cinco farolas de estos que fueron faros refulgentes del progresismo y del vamos a llevarnos bien… todo lo que haya que llevarse.
Ciudadanos es tendencia. Está de moda decir que se va a votar a Ciudadanos. Simpatizar con Ciudadanos queda tela elegante en cierta derecha. De este partido lo que más me gusta es una cuestión onomástica: que se llama sólo Ciudadanos, y que le den por saco a la moda de la Ley de Igualdad llevada contra los mismos tuétanos de la gramática, ante el silencio de la Real Academia Española que como también cobra sus subvenciones, pues ya te contaré. Lo bonito es que se llama Ciudadanos a secas, y no «Ciudadanos y Ciudadanas», que sería lo políticamente correcto. Y lo que dicen en los discursos todos los imbéciles del «trabajadores y trabajadoras» y todos los cretinetes del «andaluces y andaluzas». ¿Se trata de un partido políticamente incorrecto? Pues no sé, porque una de las grandes incógnitas nacionales es saber qué demonios es Ciudadanos, cuál su programa, cuál su posicionamiento ideológico, cuál su sitio en el espectro político. Y ni te hablo de sus líderes. Ciudadanos ha conseguido quedar bastante bien en las elecciones andaluzas sin que nadie conociera su programa, hubiera ido a sus mítines o escuchado su propaganda. Y sin conocer a sus líderes. Creo que le regalan un fin de semana en Isla Canela, todo pagado, a quien sepa el nombre del señor de Ciudadanos candidato a la Junta que ha conseguido este (relativo) triunfo en Andalucía. Me parece que es un señor tipo Valderas, el butanero comunista que fue vicepresidente de la Junta y que echó Susana Díaz para lograr una gobernabilidad que no ha conseguido ni convocando elecciones. Valderas se fue de la política activa sin que la gente supiera lo fundamental: si usaba peluquín o no. Lo más curioso es el que el señor que ha quedado bastante bien con Ciudadanos participa del mismo problema. No conocemos, desde luego, su programa, pero tampoco sabemos si usa peluquín o no usa peluquín; o si es que se pone la capilar delantera de anfiteatro así en plan Manuel Lombo…
Ciudadanos es el Partido del Cabreo. Como lo es Podemos. El cabreo de la derecha con el PP se expresa en Ciudadanos y el cabreo de la izquierda con el PSOE e IU, en Podemos. En cuanto a los cabreados de derechas, van votar a señores que no conocen de nada ni saben lo que piensan sobre la ETA, ni sobre el aborto, ni sobre los impuestos, ni sobre cuanto les ha hecho hartarse de coles con el PP. Acéptenme esta radiografía social de lo que es Ciudadanos. La otra mañana preguntaban en una caseta de la Feria de Sevilla donde daban una recepción oficial:
–Oye, el de Ciudadanos que me han dicho que ha venido, ¿sabes tú quién es y cómo se llama?
¿Y saben para qué le buscaban con tanto ahínco? ¿Para qué va a ser, hombre? Para hacerle desde ahora mismo la pelota. Por la que pueda tronar el 24-M…