ABC – 06/05/15
· Rivera da un paso atrás y veta cualquier apoyo si Chaves no entrega antes su acta de diputado Teresa Rodríguez exige «hechos» concretos que pasan por medidas contundentes contra la banca
Susana Díaz no será investida presidenta de la Junta de Andalucía antes de que se inicie el viernes la campaña electoral, y posiblemente no lo sea hasta después del 24-M, cuando las urnas ofrezcan oportunidades para ampliar los términos de la negociación con el resto de fuerzas políticas que ayer votaron en contra tras el primer debate de investidura. El resultado de esta primera votación fue de 47 votos a favor (PSOE) por 62 en contra (PP, C’s, Podemos e IU). Esa es la nueva realidad política de Andalucía después de las elecciones anticipadas que convocó Susana Díaz para buscar la estabilidad de un nuevo tiempo político.
Díaz tiene hasta las once de la mañana del viernes, primer día de campaña, para convencer a Ciudadanos y Podemos, las dos fuerzas debutantes en el Parlamento andaluz que se presumían proclives a apoyar a la candidata socialista en la segunda vuelta con su abstención. Desde ayer lo tiene más difícil porque ambas formaciones elevaron sus condiciones y anunciaron que también el viernes votarán en contra. Lo pactado sobre el papel durante el último mes no les sirve en forma de buenas intenciones, reclaman trofeos que puedan exponer ante su electorado para justificar su apoyo al PSOE. Podemos habla de «hechos», Ciudadanos le puso nombre: las actas de Chaves y Griñán.
Nada hacía prever tanta rotundidad en Ciudadanos, después de escuchar el discurso mesurado y conciliador de su portavoz, Juan Marín, y cómo agradecía que Susana Díaz aceptara firmar el decálogo anticorrupción que le pusieron por delante como condición para negociar. Pero mientras Marín hablaba en la tribuna del Parlamento, Albert Rivera desde Barcelona anunciaba que no apoyará la investidura a menos que Chaves entregue su acta de diputado. Marín lo comunicó a los medios a las puertas del salón de Plenos: «En el momento en que se firme el documento de medidas contra la corrupción, el PSOE tendrá que tomar una serie de decisiones inmediatas, como que Chaves entregue su acta de diputado» o, al menos, Díaz «se la reclame».
Marcha atrás
Esta condición supone un paso atrás en la negociación. Ciudadanos se había atribuido días atrás como un logro de sus siglas el anuncio de abandono de la política de Chaves y Griñán, aunque fuera en diferido; incluso Marín dijo ayer en su discurso que «en tres días se ha hecho más contra la corrupción en Andalucía que en los últimos treinta años». Pero todo indica que Ciudadanos ha recalculado el impacto que tendrá en su electorado el apoyo a Díaz de cara a las próximas elecciones y ha dado marcha atrás. No habrá apoyo sin el acta de diputado del expresidente Chaves para escenificar que se rompe con la etapa de los ERE.
Eso lo complica todo. Chaves confesó hace una semana que se considera víctima de un chantaje de Ciudadanos y Podemos, el mismo día que Felipe González afeara a Díaz que hubiera negociado la investidura con los nombres de los expresidentes andaluces, algo que él «nunca habría hecho». Díaz negó el trueque, pero ahora le obligan a aceptar que esa era parte de la negociación, o del «chantaje».
También Podemos puso ayer más cara la investidura. Teresa Rodríguez avanzó que no va a modificar su posición en la segunda votación y que en caso de cambiar de opinión podría plantear una consulta a las bases, que dijo «tienen clara la impugnación a las fuerzas del bipartidismo». De nuevo el horizonte electoral inmediato parece pesar sobre cualquier decisión a medio plazo, aunque Podemos no se presente con sus siglas en los ayuntamientos.
Ataque a los bancos
Rodríguez, que convirtió su primer discurso parlamentario en un constante ataque a la banca y que se descolgó con propuestas como la elección de senadores de la comunidad mediante primarias, reclama a Susana Díaz «hechos» más allá de «títulos grandilocuentes» de promesas de futuras leyes.
La secretaria general de Podemos en Andalucía admitió en su discurso que le gustaba la «música y la letra» de las propuestas presentadas el lunes por la «diputada Díaz» en el esbozo que hizo de programa de gobierno, pero se le queda muy corto y duda de su valentía para afrontar compromisos como la publicación de los datos de contratación de personal de dirección en la administración paralela o directamente la ruptura con bancos que hayan llevado a cabo desahucios. Y no parece que la presidenta en funciones, que reforzó su liderazgo con un buen puñado de fotos de acuerdos con banqueros y empresas del Ibex 35, acepte esas condiciones, que además podrían aumentar según avanza la negociación.
Pablo Iglesias, desde Madrid, repetía la advertencia de la líder de su formación en Andalucía: «Queremos gestos y no guiños». Los ner vios en el PSOE eran ayer muy evidentes al final de la jornada tras la votación.
Una decisión que le llevó a romper un hasta entonces plácido pacto de gobierno con IU, formación que ha roto cualquier puente de diálogo con los socialistas. Ayer dio muestras de las dimensiones de la herida y aunque los votos de sus cinco diputados no sean determinantes, su portavoz y coordinador regional, Antonio Maíllo, dejó clara la dureza con la que va a ejercer su papel en la nueva legislatura: «Quien no la conozca que la compre», le dijo a Susana Díaz.
A estas alturas, el PSOE puede estar lamentando haber prescindido del PP como un posible aliado para asegurar la gobernabilidad. Los ataques por acción u omisión hacia el nuevo líder de los populares en Andalucía, Juanma Moreno, no ayudaron precisamente a tender puentes y las negativas a apoyar un acuerdo pre electoral para que gobernara la lista más votada hicieron el resto. Ayer, en el debate de investidura, mientras Susana Díaz esgrimía los resultados del 22-M para recordarle a Moreno su «batacazo», el líder popular recordaba a la presidenta en funciones qué es lo que se estaba debatiendo: «Algo debe estar haciendo mal cuando cuatro grupos de orientaciones muy distintas no se fían. Ahora pretende que los demás arreglemos el problema que ha creado. Andalucía necesita estabilidad real con un Gobierno volcado en los problemas de los andaluces».
La disponibilidad de Moreno a dialogar se ha tornado convicción de que el papel de los populares tiene que ser decir no en todas las votaciones que se tengan que producir. Aunque ello conlleve en el plazo de dos meses la convocatoria de elecciones, algo que en el PP empiezan a plantearse, tal como reconoció el lunes el portavoz en Moncloa José Luis Ayllón. Eso ha puesto más nervioso al entorno de Susana Díaz que acusa al PP de no querer negociar y apela al resto de fuerzas a la abstención antes de que los tambores de la batalla electoral impidan el diálogo. «No les pido que me apoyen, pero si no tienen mayoría alternativa, me dejen gobernar», apeló Díaz.
Nervios en el PSOE
Los mensajes de confianza dieron paso a llamadas a la responsabilidad que por la tarde se convertían en ataque a la defensiva, cuando el portavoz parlamentario socialista, Mario Jiménez, interrogaba a Ciudadanos y Podemos sobre hasta cuándo van a estar participando en la «estrategias que se está queriendo escribir en La Moncloa para impedir que Andalucía tenga Gobierno». Hasta Pedro Sánchez apeló ante Rajoy para que permita la investidura.
Los nervios están justificados. A mes y medio de las elecciones, Díaz no tiene asegurada la presidencia y en el recorrido ha abierto brechas en su propio tejado. La forma en la que se gestó la salida de los expresidentes Chaves y Griñán y la propuesta de segunda vuelta electoral, las dos grandes ofertas de su fallida negociación, no han gustado en el seno del PSOE federal.