J. Bocanegra-El Confidencial
- El Gobierno anunció el lunes el desbloqueo de la ampliación del aeródromo catalán, pero también ha comprometido una inversión de 1.600 millones en el madrileño
El desbloqueo de la ampliación del aeropuerto de Barcelona El Prat ha sido leído como el primer gran símbolo de la nueva etapa de distensión entre Gobierno y Generalitat, pero el proyecto ha levantado un fuerte revuelo por su incidencia medioambiental dentro del independentismo, entre los socios del Consejo de Ministros y en buena parte de la sociedad civil catalana. A la par que la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, anunció sus planes en el aeródromo catalán, hizo lo propio con el Barajas-Adolfo Suárez de Madrid, comprometiendo una inversión muy similar, de 1.600 millones de euros. La crítica a este último ha sido, sin embargo, casi inexistente.
Ni los partidos de la izquierda madrileña ni a nivel nacional, y ni mucho menos el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso, han salido a criticar en tromba la infraestructura, como sí ha sucedido en la Ciudad Condal.
A las diferencias entre los dos proyectos, y al hecho de que el foco se situó por completo en Cataluña y la relación con el Estado, se une que en la CAM no hay esa pluralidad de formaciones que existe en el Parlament, donde hay discrepancias entre múltiples siglas independentistas y no secesionistas. En Madrid, PP y PSOE comparten el rol de partidos de gobierno que han impulsado obras similares, Vox no acostumbra a rebatir programas en defensa del medioambiente y solo UP y Más Madrid apuntarían a dar la batalla. Algunos de los dirigentes de esta última sí que han cargado públicamente contra el modelo, pero centrando sus ataques en las instalaciones barcelonesas y quedando completamente fuera de foco las de la capital. Mientras que en Cataluña se convocan manifestaciones de rechazo, en Madrid no hay siquiera una contestación importante en redes sociales.
El debate sobre Barajas parece no existir siquiera en el territorio que lo acoge. La fuerza que lidera Mónica García en la Asamblea no ha desplegado su artillería para rechazar una inversión así. Sí que se muestran críticos con lo programado, según precisan fuentes de la formación, que apuntan que están en contra por tratarse de una operación «innecesaria» a nivel logístico al entender que hay zonas del aeropuerto que están «infrautilizadas».
Pero el elemento principal de la oposición de Más Madrid al proyecto es el medioambiental. La autodefinida como fuerza verde considera que destinar 1.600 millones para un aeropuerto así va en la dirección opuesta a la que deben poner rumbo los países en plena transición ecológica. «Medioambientalmente, va en contra del horizonte verde al que debemos caminar», apostillan estas fuentes, que ponen el foco en la necesidad de buscar alternativas al transporte en avión, especialmente en los desplazamientos a pequeña y mediana escala. Estas tesis las respalda Íñigo Errejón, líder de Más País, que, en declaraciones a este medio, hace hincapié en que «ampliar Barajas acentuaría el desequilibrio territorial del país» y que la región lo que necesita es dinero para reforzar su transporte público. Creen que una inversión de semejante cuantía tendría que ayudar a corregir vicios del Madrid actual y no profundizar en las dinámicas existentes.
El partido indica, asimismo, que el proyecto de Barajas no tiene los mismos ingredientes que el catalán, ya que este último ha sido cuestionado precisamente por su afectación directa sobre la zona del estanque de La Ricarda, en el Delta del Llobregat, un espacio natural protegido por la red Natura 2000.
«El Prat arrastra un historial de agresiones que en Madrid no se va a dar»
A esta misma idea apunta en conversación con El Confidencial Adrián Fernández, responsable de Movilidad en Greenpeace. «Es la misma incongruencia climática, la misma contradicción que El Prat. Es una contradicción tener dos aeropuertos así y querer ampliar los dos. Pero, dicho esto, es cierto que hay diferencia entre ambos. El Prat contempla una ampliación de superficie aeroportuaria que afecta a la laguna de La Ricarda. Dentro del ecologismo, hay gente que tiene más sensibilidad por la afectación a la biodiversidad y otra por la climática, y el de Barcelona afecta a las dos. El Prat arrastra un historial de agresiones que en Madrid no se va a dar», destaca Fernández, que pone el foco en que el proyecto de la capital consiste únicamente en una reconfiguración del espacio actual y que, por lo tanto, no tiene esa incidencia en el entorno.
En el Gobierno regional, no se esperaba de Díaz Ayuso una respuesta contraria a un proyecto que anunció a bombo y platillo el ministro popular Íñigo de la Serna en 2018. El partido no acostumbra a ser muy combativo con estas cuestiones por causas medioambientales, y esta no ha sido la excepción. Todo lo contrario, el PP ni siquiera ha cargado contra la ampliación de El Prat y ha reivindicado que se trataba de un plan fraguado bajo su estancia en el poder.
Ni siquiera la presidenta madrileña ha leído el anuncio del aeródromo barcelonés como una concesión al independentismo. «Las inversiones del Estado en el territorio son siempre bienvenidas y si son necesarias y se invierte, me parece bien. Si el presupuesto va a mejorar la vida de los catalanes, bienvenido será», aseveró este jueves la jefa del Ejecutivo regional, desvinculando este movimiento de los «favores» de Pedro Sánchez al secesionismo que ha denunciado en otras ocasiones. Fuentes de la Comunidad de Madrid señalan que recibirán con los brazos abiertos toda «mejora de infraestructuras en la región, incluidas las aeroportuarias».
Entre los socialistas madrileños, afirman que es un tema que ni siquiera han tratado aún entre sus dirigentes y evitan pronunciarse por el momento sobre la cuestión, ni a favor ni en contra, a pesar de que es un anuncio que ha hecho el Ejecutivo central que ellos mismos lideran. Desde el equipo de Hana Jalloul, se remiten a una futura reunión con el Ministerio de Transportes para «conocer los detalles».
Los otros integrantes del Consejo de Ministros, Unidas Podemos, sí que se han manifestado claramente en contra de la ampliación del aeropuerto de Barcelona, y su diputado Juantxo López Uralde extiende esta postura a Barajas. «Nuestro planteamiento es el mismo. Se necesita reducir las emisiones del sector aéreo por política climática, pero también hay que mirar la incertidumbre ante lo que va a ocurrir después de la pandemia sobre cómo van a evolucionar los vuelos. No parece que sea lo más adecuado invertir en estas infraestructuras y esto es exactamente igual para Barajas», enfatiza el también coordinador de Alianza Verde, que atribuye la escasa movilización contra el plan para Madrid a que esta semana la atención estaba puesta en Cataluña y al ya citado elemento diferencial de que en este caso se vería dañada una zona protegida.
Vox, consultado por este medio, se limita a asegurar que es un tema que no han abordado a nivel interno y su única crítica a la ampliación de El Prat ha sido por considerarla como un pago al apoyo del separatismo al Gobierno central.