La Ertzaintza localizó ayer cohetes, bengalas, diverso material pirotécnico, huevos, ropa oscura y pintura en un local utilizado por alumnos en el campus de la Universidad Pública Vasca (UPV) en Vitoria, después de que se produjera un nuevo ataque de un grupo de radicales en el tercer día consecutivo de altercados.
De poco sirvieron las críticas y condenas de las instituciones y del propio rectorado de la UPV después de que un grupo de encapuchados atacara el lunes con artefactos incendiarios el Decanato de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación en el campus de Vizcaya y el martes se lanzaran pintura y excrementos al vestíbulo de la Facultad de Letras de Vitoria. La respuesta de los violentos a las condenas fue un nuevo ataque.
Ayer eligieron de nuevo el edificio de la Facultad de Letras, donde con un martillo intentaron romper los cristales de la puerta de acceso; realizaron pintadas alusivas a la jornada de huelga en la educación vasca del próximo 23 de marzo, que dicen defender; rompieron la cámara de seguridad ubicada en el exterior del edificio, la que se encuentra en el vestíbulo de la Facultad, y amedrentaron a todos los que se encontraron por el camino.
No se produjeron detenciones, porque cuando la Ertzaintza se personó en el campus los violentos ya había huido, pero tras registrar varias salas, en uno de los locales utilizados por alumnos dentro de la propia facultad, la Policía autónoma encontró material pirotécnico y algún ordenador que se está investigando.
La violencia desatada en la UPV, en unos momentos en los que la kale borroka parecía haber pasado ya a la Historia, ha levantado una importante tormenta política que finalmente ha acabado forzando a EH Bildu a firmar un documento suscrito por todos los grupos en el Parlamento vasco, en el que se realiza «la más enérgica condena» de los ataques radicales en la UPV.
La coalición abertzale ya había «rechazado» el primer día los incidentes, porque «no ayudan a la paz». La novedad de ayer radica en que en la declaración del Parlamento se utiliza la palabra «condena», tabú en el entorno abertzale para rechazar este tipo de actuaciones, y se afirma además en el texto suscrito que «el uso de la violencia deslegitima cualquier reivindicación».
La negociación para consensuar la declaración no fue fácil. De hecho, llevó a los grupos parlamentarios toda la mañana conseguir un acuerdo en algo que en cualquier otro lugar costaría unos minutos.
En un principio, PNV, Podemos, PSE-EE y PP acordaron el documento ya con la palabra condena, pero EH Bildu quería cambiar el término condena por repulsa. Los populares rechazaron esta petición y finalmente la coalición abertzale aceptó el término porque consideraron que lo importante era mostrar el rechazo de la Cámara a la violencia contra la universidad.
El documento señala que «la universidad es una institución en la que tienen cabida todo tipo de ideas, pero incidentes como estos vulneran el fundamento de la misma». Además, señala que «el diálogo y la palabra constituyen la base para una convivencia pacífica y democrática». Tras mostrar solidaridad con las personas que «han sufrido las consecuencias de las agresiones», el comunicado asegura que esos sucesos «van en contra del modelo de sociedad que, para Euskadi, queremos construir entre todos».
Los sindicatos ELA y LAB, convocantes de la huelga del 23 de marzo en la educación vasca, también han condenado los ataques en los campus.