EL MUNDO – 26/12/16
· Ada Colau ha logrado que el Ejército y los diferentes cuerpos policiales no estén presentes en el Salón de la Infancia de Barcelona, que se celebra entre mañana y el 4 de enero.
· Fira Barcelona, el consorcio organizador, tomó esta determinación con el teórico pretexto de «reenfocar el salón hacia actividades más lúdicas y de ocio».
Así, los stands del Ejército, la Policía Nacional, la Guardia Civil, los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana desaparecerán de uno de los eventos más tradicionales de las navidades barcelonesas, pese a que las actividades propuestas por los uniformados –entre las que destacan probar sus vehículos– se encuentran entre las preferidas de los miles de niños que cada año acuden al salón.
Por el momento, sí se garantiza la continuidad del Ejército en el Salón de la Enseñanza, que tendrá lugar el próximo mes de marzo y en el que el pasado año la alcaldesa de Barcelona protagonizó un encontronazo televisado con dos mandos militares a los que trasladó ante las cámaras que sería «preferible» que no estuvieran presentes en el salón a pesar de que su stand, en el que informan a los jóvenes de las ofertas formativas posteriores a la ESO y el Bachillerato, acostumbran a estar entre los más concurridos.
La oposición de Colau hacia cualquier acción militar en Barcelona también se ha puesto de manifiesto a través de las reiteradas peticiones del Gobierno municipal para que el Ejército deje de realizar maniobras en la sierra de Collserola, que rodea la ciudad.
Sin embargo, el Ministerio de Defensa se niega a ceder ante Colau, mantiene sus maniobras en los montes barceloneses y ya hizo saber a la alcaldesa que sus ejercicios sirven para cuestiones tan relevantes como «combatir el yihadismo». La Inspección General del Ejército, máxima autoridad militar en Cataluña, rebatió ante la alcaldesa que esas actividades permiten a los militares «estar preparados para hacer frente a cualquier amenaza que se cierna sobre la sociedad y permitir a los ciudadanos vivir en libertad y seguros».
El Ejército también ha alzado la voz contra su «exclusión» del Salón de la Infancia, después de tener una presencia continuada desde el año 2002, y ha reclamado reconsiderar la decisión en próximas ediciones dado que su presencia «posibilita a la infancia y juventud un mejor conocimiento del Estado y sus instituciones, que están a su servicio».
PP y Ciudadanos se han alineado con el Ejército para defender su continuidad en los salones de Fira de Barcelona y la importancia de que sus maniobras sigan llevándose a cabo en territorio barcelonés pese a la oposición de Colau, que también ha recibido el respaldo del Parlament, donde Junts pel Sí, la CUP y Catalunya Sí que es Pot –la marca de Podemos en la Cámara catalana– tampoco esconden su aversión hacia los cuerpos militares españoles.
La posición del PSC es algo más variable y fluctúa en función de la Administración en la que se pone sobre la mesa la «desmilitarización» de Barcelona y Cataluña. En el Parlament, los socialistas reclamaron el traspaso «del patrimonio militar de carácter inmobiliario que se encuentre en desuso para destinarlo a usos públicos de carácter civil», es decir cuarteles, viviendas militares o solares del Ejército en desuso. Sin embargo, el Grupo Parlamentario Socialista rechazó respaldar la moción que apelaba a la «prohibición de desfiles y actos de exaltación militarista, el fin de la presencia del Ejército en espacios educativos».
En el Ayuntamiento de Barcelona, el PSC –junto al PP y Ciudadanos– se negó a firmar una declaración institucional impulsada por la CUP en la que se instaba al Ejército a «dejar de tener representación en el Salón de la Enseñanza, así como en otros espacios educativos y de ocio».
La situación más rocambolesca se produjo en el Área Metropolitana de Barcelona, institución que el pasado mes de septiembre se pronunció contra las prácticas militares en la sierra barcelonesa con los votos del partido de Colau, ERC y CDC y la oposición parcial del PSC, puesto que el segundo teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, se abstuvo en la votación, para no oponerse frontalmente a la postura adoptada por la alcaldesa de Barcelona.
EL MUNDO – 26/12/16