Juan Manuel Santos cosechó un estruendoso fracaso. Pese al uso abusivo de los recursos del Estado para promover el sí y el apoyo de la inmensa mayoría de los medios de comunicación y de la comunidad internacional, incluido el Papa Francisco, la mitad del país le dijo no a su proceso de paz.
Por sólo cincuenta mil votos de diferencia, el no venció contra todos los pronósticos y la encuestas. Todos los sondeos de opinión, sin excepción, apuntaban a un triunfo del sí por un amplio margen. Sin embargo, el 50’24% de los doce millones y medio que acudieron a las urnas ayer dijo que no contra un 49’75 % que favoreció la tesis gubernamental.
El resultado es un golpe duro para el Presidente Santos, que hizo del plebiscito su causa y cambió reglas del juego electoral para ganarlo. Bajó el umbral al 13%, permitió que los funcionarios públicos y altos cargos entraran en campaña, algo que está prohibido, y comenzó la campaña mucho antes de que el Consejo Nacional Electoral lo permitiera. También contó con el respaldo de los gremios empresariales, artistas reconocidos, deportistas y otros famosos.
El no, sin embargo, sólo tenía el rostro de Álvaro Uribe y el Centro Democrático, que se había opuesto desde el inicio a una negociación de tú a tú entre el Gobierno y la banda terrorista más antigua del continente. La victoria del no supone para su partido y su figura un enorme impulso de cara a las presidenciales del 2018.
«¿Estarán Timochenko y sus secuaces, entre ellos El Paisa, que Colombia los aborrece?», decía a este diario el congresista conservador Jaime Felipe Lozada. Fue secuestrado por las FARC junto a su madre y un hermano, y a su padre lo asesinaron a tiros en un atentado en el que él mismo resultó herido. «Se tienen que renegociar los acuerdos y las FARC tendrá que entender que el pueblo colombiano no acepta la impunidad y la participación política».
Al cierre de esta edición aún no se había pronunciado Juan Manuel Santos, que tendrá que decidir qué pasos dar para mantener lo pactado pero haciendo cambios. Si bien había vaticinado que las FARC recurrirían a la guerra urbana en caso de ganar el no, jefes de la propia guerrilla negaron esa posibilidad.
Y a este diario, que asistió a la Décima Conferencia de las FARC, diferentes mandos subversivos aseguraron que su decisión era independiente del plebiscito, que había optado por dejar las armas para conquistar sus fines por medio de la política. Además, ya han dado muchos pasos para desmovilizarse y no será fácil dar marcha atrás.
«El plebiscito tiene carácter vinculante para el presidente en exclusiva, según dijo la Corte Constitucional», explicó el analista Jaime Castro, experto constitucionalista. Las cámaras legislativas podrán aprobar la ley de amnistía que le mandará esta semana el presidente para que las FARC inicien su proceso de dejación de armas que deberá concluir en abril.
Dos factores han podido influir en el resultado. La mayoría de los colombianos, incluso los partidarios del proceso de paz, rechazan de pleno que los líderes de las FARC pasen a la política y que no pisen la cárcel. Y un error del presidente, que no supo anticipar, es su estrategia de dividir el país entre amigos y «enemigos de la paz», como tildaba a los opositores. Las urnas han dicho que un proceso de paz requiere consensos políticos amplios.