Joaquin Coll-El País
Tal vez el procés haya muerto, pero sus efectos retardados están causando estragos ahora mismo en el sindicalismo
A diferencia del País Vasco, donde por un lado hay sindicatos nacionalistas y luego están UGT y CC OO, en Cataluña estas dos centrales mayoritarias han sido infiltradas desde hace años por fuerzas soberanistas, sobre todo en la cúpula. De ahí que, mientras en el resto de España ha habido manifestaciones este domingo pasado en defensa de una subida digna de las pensiones, en las ciudades catalanas las direcciones sindicales decidieron adelantar un día la movilización para poder participar en la protesta por los “presos políticos”. En lugar de priorizar una jornada unitaria en defensa del sistema público de pensiones, UGT y CC OO de Cataluña han vuelto a rendir vasallaje al soberanismo, integrándose en la enésima plataforma impulsada por la ANC y Òmnium, con un nombre tan engañoso como Democràcia i Convivència, auspiciada por el presidente del Parlament, Roger Torrent, cuyo deseo es que los sindicatos convoquen una huelga general ante la “represión política y judicial” contra el separatismo.
Esta relación de vasallaje con el soberanismo, que algún día José María Álvarez (UGT) y Joan Carles Gallego (CC OO) deberían explicar cómo se gestó, los ha llevado durante el procés a participar en cuantas mesas y pactos el Govern promovió a favor del derecho a decidir y a asistir a manifestaciones netamente independentistas. En cambio, los sindicatos jamás han asistido a ningún acto de Societat Civil Catalana, ni desde sus direcciones se preocuparon de garantizar un mínimo de presencia en las movilizaciones constitucionalistas del pasado octubre, dejando huérfanas a sus bases sociales. Tal vez el procés haya muerto, pero sus efectos retardados están causando estragos ahora mismo en el sindicalismo. Hay un goteo de bajas, protestas en las redes y disensiones abiertas: la sección de UGT en Renfe de Barcelona ha decidido desvincularse del Secretariado de Cataluña.
La crisis es de tal calibre que ha obligado a un pronunciamiento conjunto de UGT y CC OO a nivel de toda España mediante una declaración que es una llamada de socorro a dejar atrás el procés y evitar que el “conflicto catalán” engulla todos los asuntos de la agenda social (salarios, precariedad, pensiones, desigualdades, derechos). Es un texto en general bastante sensato, a medio camino de una rectificación, pero que no asume, primero, el error de las relaciones de vasallaje con el separatismo. Y, segundo, que en un Estado de derecho los delitos no son modulables en función de conveniencias sociopolíticas, ni cabe la impunidad. En base a algo tan incontestable como que el conflicto catalán es entre catalanes deberían los sindicatos rectificar.