Juan Carlos Girauta-ABC
- «Lo que ahora hace falta en el comedero de lujo es culpar al PP de la falta de renovación del CGPJ. Digo el de lujo porque acaban de montar otro de segunda, una sopa boba de diez mil euros a cien tíos, quizá para evocar a Evita arrojando billetes desde su ‘carro’, o a María Antonieta lanzando monedas. Bravo, Iceta, lo lograste»
Impresiona la ciencia jurídica del nuevo Iván Redondo, un Bolaños. Hubiera suspendido una y otra vez Derecho Constitucional de haber escrito en un examen lo que hoy trina en la radio: que los jueces no votan a los jueces en un Estado democrático. ¡Toma, Jeroma! Por el inequívoco contexto, la afirmación solo puede interpretarse así: no es legítimo que los jueces voten a miembros del órgano de gobierno de los jueces. Una convocatoria tras otra habría cateado de insistir en su despropósito el nuevo hombre fuerte del sanchismo. A la sexta le habría ocurrido como a Iceta en Económicas y lo habrían expulsado de la facultad. Nada importante, en realidad. Ni en términos de pérdida para la ciencia jurídica ni en clave de proyección personal, pues es sabido que no hay lugar como el PSOE para que el zurupeto medre.
Como fuere, el tipo se hizo letrado. O bien nunca le preguntaron por el asunto de marras, o bien sí lo hicieron y él respondió correctamente, y entonces es un mentiroso de los gordos. Lo que constituiría otro mérito en este régimen del traje vacío, de la nada engolada y la renuncia a los principios por principio. Nótese que, ya fuera por la vía zurupeta -que, a diferencia de la caída Lastra, Bolaños eludió-, ya fuera por el camino del embuste desvergonzado sobre algo que sí conoce, el nuevo Redondo estaba llamado al éxito. Cualquiera que esté dispuesto a triturar los fundamentos de su propia carrera -en las acepciones de estudios y de trayectoria profesional- tiene un cielo abierto de esperanza, un horizonte promisorio, un futuro sonriente con Sánchez. Así Marlaska, Robles o Delgado.
En eso Sánchez ha sido muy justo. No solo las gentes sin oficio ni beneficio han podido ocupar cargos importantes en su partido o en empresas públicas. A los incautos que se han preparado a fondo y han desarrollado una carrera honrosa también se les permite entrar en la sala de mandos del régimen, a condición de que avergüencen a cuantos antes los admiraron. ¿No tuvimos a Marlaska por valiente? Como es natural, el regocijo interno socialista al ver cómo se echan a perder los mejores es proporcional a la decepción del resto porque ‘corruptio optimi pessima’.
El criterio de Bolaños sobre jueces y democracia no se inscribe ahí. Él no está entre los ‘optimi’, claro, solo entre los aseados. Eso sí, constituye una auténtica corrupción intelectual, que no es punible pero sí penosa. Tengo que contenerme aquí, ya que el cuerpo me pide liarla con una serie de citas y argumentos jurídicos que echarían a perder esa frescura tan propia de esta página sabática. Ustedes se marcharían, y eso sí que no. Solo los viciosos gozamos con ciertas cosas que el público sano rehuye. Ya pasó el otro día y no volverá a suceder: se me ocurrió poner la palabra «Europa» en el titular y una oleada de sopor infinito derribó a los lectores sobre sus respectivos sofás, lechos, butacas y aun toallas de playa, sumergiéndolos a una agradabilísima siesta estival. Descanso que yo celebro, si bien comprenderán que prefiera no ser el causante directo.
Así que esta vez no se dormirán conmigo. Será muy cortito el argumento, lo prometo: la Comisión de Venecia, el órgano del Consejo de Europa que proporciona asesoría legal sobre asuntos constitucionales a los Estados miembros, ha establecido lo contrario que Bolaños en un informe dedicado a la independencia judicial. Justo lo contrario. Igual puede decirse de la Comisión Europea, que ha instado reiteradamente a España a establecer la elección por jueces de la mitad de los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Así que Bolaños miente, mienten los miembros del Gobierno que se han pronunciado en el mismo sentido torticero que él, y miente Sánchez, como es habitual o connatural. En cuanto a los periodistas pardos a la vera del régimen, sería absurdo decir que mienten cuando presentan este escándalo sanchista como una sedición del PP. Ellos y ellas están más allá de la verdad o la mentira. Están en mantener a dentelladas sus privilegios, y por eso piarán lo que haga falta.
En concreto, lo que ahora hace falta en el comedero de lujo es culpar al PP de la falta de renovación del CGPJ. Digo el de lujo porque acaban de montar otro de segunda, una sopa boba de diez mil euros a cien tíos, quizá para evocar a Evita arrojando billetes desde su ‘carro’, o a María Antonieta lanzando monedas. Bravo, Iceta, lo lograste. O sea, que en el comedero fino operan como punta del fulminante látigo de Sánchez, y en el comedero cutre van a obtener dos meses en Lisboa o Estambul para pensar en escribir algún guión innovador. Quizá algo sobre la guerra civil. Qué nervios.
Los cien de los diez mil, los amigos de Iceta, la fila del Domund, o como quieran llamarles, no comen pan. Total, un millón. Bah. El chocolate del loro que asegura otra generación de pesados. Una operación de efectos retardados. El peligro son las que tienen que servir a Sánchez para mantener sus estatus principescos y rebeldes a un tiempo. ‘Establishment’ y a la vez amenaza para el ‘establishment’. Eso que llevan tan bien en la zona intermedia entre la PSOE y la Podemia. Lo juegan mejor que los propios partidos, donde se tienen que cortar un poco con los negocios si no quieren acabar pagándolo, como comprobará un par de dos que anteayer se las prometían muy felices en su imaginaria impunidad de rebaño. Los partidos son demasiado explícitos, como la pornografía. La Podemia, que quiere ser gobierno y oposición, está organizando unas movilizaciones para presionarse a sí misma con la factura de la luz. Eso canta. Pero en la zona intermedia no, y no se cortan.