Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

En las páginas anteriores ha tenido información abundante sobre la terrible evolución de la pandemia. Aquí damos un repaso a la situación económica. El sector turístico ha tenido en el mes de marzo una caída de la actividad del 93%. Gabriel Escarrer, presidente de Exceltour, prevé que se perderán 55.000 millones de ingresos que, en el escenario más pesimista, podrían llegar a los 100.000. Dentro de él, las líneas aéreas están colapsadas. Dos ejemplos: Lufthansa, con 138.353 empleos, ha perdido el 93,3% de los vuelos programados; Iberia, el 96,1%. El transporte interurbano de personas está al 3% de ocupación y cercanías de Renfe al 7,9%. La Asociación de Grandes Superficies (Anged) apunta a una subida del 25% en alimentación y una caída del 70% en el textil y un 50% en tecnología. Prevé una caída de facturación en el año de 25.000 millones. Las diversas asociaciones de la automoción calculan que, al menos, 350.000 empleados (fabricantes, componentes y distribución) se han acogido a los ERTE. Añadan el daño producido en la restauración, en el pequeño comercio, etc.

Obviamente todos los sectores no muestran este aspecto, ¡Menos mal! Pero hablamos de más de un tercio del PIB español ¿Cómo se gestiona esto? ¿Cómo se puede mantener una empresa en pie si ha sido diseñada para vender 100 e ingresa 30 o 9? Hasta ahora las medidas han ido destinadas a proporcionar liquidez. Por cierto, ¿cómo es posible esa enorme discrepancia entre el Gobierno, que asegura que la banca ha pedido solo el 14% de la cantidad disponible, y los bancos, que afirman que han agotado su cuota de 14.000 millones y piden que se habilite el segundo tramo? Y se han aprobado medidas de aguante social para evitar despidos, que están prohibidos si son por causa del maldito bicho. Ahora se empieza también a plantear moratorias en los pagos de determinados impuestos. ¿Cómo es posible que Europa tarde tanto en encontrar una solución que sea justa y eficiente, además de solidaria? Si ahora no lo hace…

¿Son suficientes todas estas medidas implantadas hasta ahora? No. Si no hay actividad, si no retornamos pronto a la normalidad económica, nada será suficiente. No hay manera de sustituir a la demanda en las proporciones en las que ha desaparecido. ¿Entonces? La situación económica esta ligada al devenir sanitario, que cuenta con todas las prioridades. Si se normaliza pronto, el daño será tremendo pero será recuperable en un breve espacio de tiempo. Si tarda meses… no habrá más remedio que recapacitar y elegir entre la salud del presente, asolada por el virus, o la salud del futuro, destruida por sus consecuencias. ¡Qué terrible dilema!