EL MUNDO – 21/05/16
· PP y PSOE encaran la cita del 26-J evocando al ex-presidente, espejo también de Rivera.
«Hemos escogido el camino difícil, pero es, sin duda, el correcto». Lo dijo Albert Rivera, parafraseando a Adolfo Suárez, durante el debate previo a la no investidura de Pedro Sánchez, después de haber firmado con una mano su acuerdo con el PSOE mientras con la otra se ofrecía a mediar en una gran coalición con el PP. «Hay que elevar a la categoría política de normal lo que a nivel de calle es simplemente normal», citaba de nuevo el presidente de Ciudadanos, sin duda el candidato que más se ha mirado en el espejo del primer presidente de la democracia. «No me puedo comparar con él, ni en broma», admitía semanas después de una campaña electoral, la última, que Rivera arrancó en el hotel Eurobuilding, allí donde el líder de UCD pasaba las noches electorales.
Mariano Rajoy inició la campaña del 20-D en Ávila, con un mitin en la plaza que lleva el nombre del ex presidente, donde tiene una estatua, y acompañado del hijo de Suárez. Mantuvo siempre su partido, sobre todo a partir de la muerte del dirigente, que eran los populares los «herederos naturales» de la política de Suárez. «El partido heredero del legado de Adolfo Suárez es el PP», asegura Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación.
El pasado lunes, Casado se fotografió en Ávila junto a un retrato de Suárez y la leyenda Gracias Adolfo. «Desde Ávila también reivindicamos el espíritu de Suárez: concordia y patriotismo», tuiteó el dirigente popular. Al final, el PP lanzó en tromba una etiqueta en internet (#NosUneSuarez) como respuesta a los coqueteos de Pedro Sánchez durante el fin de semana con el discurso del ex presidente.
El sábado, en Móstoles, el secretario general del PSOE evocó a Suárez en su proclamación como candidato. «Yo puedo prometer y prometo decencia. Puedo prometer y prometo diálogo. Y puedo prometer y prometo dedicación».
«No fue algo improvisado, pero tampoco un mensaje con contenido ideológico», aclaran desde el equipo de campaña de Sánchez. «Se quiso hacer referencia a un cambio de época. Suárez supo anteponer los intereses del país a los de los partidos para lograr acuerdos en una época de cambio. El PSOE también busca eso».
La fórmula, lo de «puedo prometer y prometo», la utilizó por primera vez Suárez el 13 de junio de 1977 en vísperas de las elecciones constituyentes, repetida siete veces para expresar sus compromisos electorales en su discurso más recordado. Su ideólogo fue el periodista Fernando Ónega, entonces director de prensa de la Presidencia. Hoy observa con cierto asombro cómo unos y otros apelan al espíritu del ex presidente.
«Todo el mundo tiene derecho a utilizar los valores que considere oportunos, aunque resulte impúdico en algunos casos, sobre todo por parte del partido que más hizo por derribar a Suárez con una crueldad que hoy nos parecería poco asumible», explica Ónega, que lamenta el «descaro del PSOE» sin admitir tampoco comparaciones en el bando contrario. «Tampoco veo en el comportamiento del PP una coincidencia grande con los ideales de Suárez. No imagino al líder del PP negociando toda una noche con Carrillo. Hoy se aplica más la filosofía de que las cosas las arregla el tiempo o se pudren solas».
Ónega admite que hay «cierto espíritu de Suárez navegando sobre la piel de todo el país» y sospecha que los partidos recurren a él en previsión de un tablero político que seguirá fragmentado y que volverá a reclamar diálogo y negociación. «Todos van en busca de la autoridad de Suárez, de ese espíritu. Ya se sabe… A un panal de rica miel dos mil moscas acudieron».
El creador del puedo prometer y prometo censura los «plagios» de algunos candidatos y sólo reconoce cierto parecido en la figura de Albert Rivera. «Al menos tiene la legitimidad de que él nunca ocultó su influencia y desde el principio manifestó su ideología centrista. Con el panorama que hay, Rivera es sin duda el que más se aproxima al espíritu de Suárez».
«Yo no me atrevo a decir que Suárez sería hoy de Ciudadanos, pero sí creo que sería uno de los partidos en los que podría militar, sin duda alguna. Mientras estuvo en política fue un señor de centro. Exagerando un poco, incluso el PSOE podría atribuirse su figura», asegura José Luis Sanchis, asesor del ex presidente entre 1977 y 1981 y autor del libro ¿De qué color llevaba Adolfo los calcetines?, que desvelaba los archivos secretos de la estrategia de Suárez.
«Los tiempos han cambiado, pero en política está todo inventado desde hace más de 2.000 años. Las técnicas y las estrategias son siempre las mismas. Suárez mandaba cartas, que son como un tuit, pero más largo y en papel», apunta.
Para quien está considerado el padre de la consultoría política en España, el uso que hacen los partidos actuales de la figura del ex presidente le parece «conveniente». «A los iconos políticos hay que utilizarlos. Es un referente de consenso y es muy pertinente que se apele a él en esta situación, que se piense qué habría hecho él».
– ¿Y qué habría hecho él hoy?
– Adolfo hubiera aplicado el consenso y la negociación y habríamos evitado repetir las elecciones.
«En este particular revival de Suárez, lo trascendente es el modelo de país», insiste Ónega. «Ser suarista de palabra lo es cualquiera. Ser suarista de verdad es presentar al país un modelo de gobernación, territorial. Entonces había un ideal de país en el que coincidíamos el 99%. Eso es lo que se ha perdido, ese es el Suárez que falta, al que yo no acabo de ver».
EL MUNDO – 21/05/16