Claro que lo ha habido y, además, los eventuales impactos negativos tienen solución a través de ‘amputaciones de activos y jibarizaciones de balances’. Pero en la ‘Fase 2’ se podrá analizar además de sus efectos sobre la competencia en el sistema financiero otro tipo de alegaciones realizadas por todo aquel que se sienta concernido. ¿Serán alegaciones técnicas? No solo y ni siquiera principalmente. Cuando intervengan las comunidades podrán alegar sus intereses particulares y cuando lo haga el Consejo de Ministros -si tuviera interés en ello, que lo tiene-, podrá considerar asuntos tan graves, y curiosos en un tema así, como la defensa y la seguridad nacional, la salud pública y la libre circulación de bienes y servicios.

Es decir, la decisión de la CNMC saca a la opa del debate técnico y la introduce de lleno en el mercado de la política. Mal asunto. A los partidos catalanes les parece estupendo que Caixa devore las migajas que quedaban de Bankia en el plato, pero se escandalizan si BBVA opta por comprar el Sabadell. Hasta ahí ninguna sorpresa. Pero los partidos catalanes tienen al Gobierno agarrado por partes muy sensibles de su anatomía. Los necesita todos los días, en todas las votaciones que se suceden en el Congreso. Sobre todo a Junts, que no ha conseguido nada, ni aplicar la amnistía a Puigdemont, que continúa en Waterloo, ni la presidencia del Govern, ocupada por Illa, ni tan siquiera que el catalán oficie en el Parlamento Europeo. ¿Por qué razón iba a seguir esperando con mansedumbre? Esta opa le ofrece la ocasión de obtener otro triunfo, tras el logrado con el impuesto a las energéticas.

Así que la mejor manera de desbloquear la opa es que, previamente, se desbloquee el cerco de Junts al Gobierno. ¿Se desbloqueará? Ni idea, lo que usted diga. Lo que está claro es que la decisión de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia no va, por ahora, de la afectación a la competencia de los mercados.