Harán bien López y el PSE en seguir de cerca las conversaciones que mantendrán en las próximas semanas ZP y Urkullu, vista la disposición del todavía presidente del Gobierno a abonar buena parte de las facturas que le han puesto sobre la mesa los jeltzales para poder seguir en La Moncloa.
Ni primarias a cara de perro, ni pactos de alcoba. Tras el monumental descalabro electoral del domingo, Patxi López reivindicó ayer su derecho a discrepar y se convirtió en el primer ‘barón’ socialista en desmarcarse abiertamente de la hoja de ruta sucesoria trazada por Zapatero. Ya saben, proceso inmediato de primarias para elegir al próximo candidato del PSOE a jefe del Gobierno español -a ser posible evitando la confrontación Rubalcaba-Chacón mediante un pacto para que ésta se retire de la carrera, algo de momento altamente improbable- y bicefalia hasta el congreso del partido previsto para el próximo año.
Los socialistas vascos no están para nada de acuerdo. Hace ya tiempo que muchos de ellos admitían en privado su desazón por la absoluta falta de respuestas desde la socialdemocracia europea a la crisis económica. El desapego electoral que evidenció el domingo buena parte del electorado socialista, y el movimiento de los indignados que aún acampan en muchas plazas españolas, parecen haber sido las gotas que han colmado el vaso.
Patxi López anunció ayer que los socialistas vascos creen imprescindible que el partido lleve a cabo «una profunda reflexión». Entienden que el proceso de primarias abierto el lunes por la ejecutiva federal es insuficiente. Que se requiere un profundo proceso de introspección. Definir primero las ideas, las propuestas con las que intentar ganarse de nuevo el favor ciudadano, y solo luego decidir quién pilotará la nave.
Por más que la propuesta resulte absolutamente razonable a la luz de la extrema debilidad en que ha quedado el socialismo español tras el 22M, ayer captó pocos adeptos entre los dirigentes del partidos. La mayoría la acogió con sorpresa, no pocos con incredulidad y sólo algunas voces, de momento aisladas, como la de Alfonso Guerra, se mostraron abiertamente favorables a cambiar primarias por congreso. No quiere decir nada. La última palabra la tendrá el comité federal del sábado.
La iniciativa de López y del PSE -que difícilmente se hubiera planteado hace un par de años cuando el liderazgo de Zapatero cortocircuitaba buena parte del debate en los órganos de dirección socialistas- tiene también una lectura en clave interna vasca. El protagonismo nacional que tomará en los próximos días el secretario general de los socialistas vascos le vendrá muy bien para desviar los focos de la ofensiva que despliega el PNV contra su persona, en su condición de lehendakari, desde la misma noche del domingo, cuando se conoció el descalabro del PSE, que se dejó en las urnas dos de sus ‘joyas de la corona’: las alcaldías de Vitoria, y sobre todo, y salvo milagro de última hora, San Sebastián.
Será un alivio solo pasajero. Harán bien López y el PSE en seguir de cerca las conversaciones que mantendrán en las próximas semanas ZP y Urkullu, vista la disposición del todavía presidente del Gobierno a abonar buena parte de las facturas que le han puesto sobre la mesa los jeltzales para poder seguir en La Moncloa, por importantes que hayan sido los daños colaterales para sus compañeros de partido en Euskadi.
Alberto Ayala, EL CORREO, 25/5/2011