EL MUNDO 03/08/13
La ex mujer del secretario de Defensa usa el cargo de su ex para amenazar a dos guardias
«Capullos, cretinos, matones, nunca comisteis caliente, es normal que os pongan bombas». Son algunos de los insultos que Carmen Armada, ex mujer del secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, lanzó a dos guardias civiles que la multaron en una rotonda de Galapagar (Madrid) el pasado 24 de abril. Una retahíla de ofensas contra los agentes que acabó con la típica y soberbia frase: «No sabéis quien soy yo. Voy a llamar a mi marido, que es el secretario de Defensa y conoce al ministro del Interior, y os vais a enterar».
Los improperios acabaron con el caso en los juzgados de Collado Villalba. El pasado 3 de julio se celebró el juicio, en el que Armada ha sido condenada a una multa de 80 euros, aunque el fiscal pidió una sanción máxima de 500 euros. La mujer no acudió a la vista y mandó un abogado en su nombre.
A los pocos días del suceso, Armada entregó en el cuartel una carta pidiendo perdón a los agentes, aunque en la misiva afirmaba que se habían propasado con ella.
Pese a lo que ella afirmó, la mujer no es la actual mujer del secretario de Estado de Defensa. Estuvo casada con él, pero la relación entre ambos acabó hace varios años.
Los hechos ocurrieron el pasado 24 de abril a mediodía. La conductora y única ocupante del vehículo estaba detenida junto a una rotonda en la intersección de la calle Eras y la carretera M-528, muy cerca del cuartel de Galapagar. Según el relato de los guardias, el coche «obstaculizaba el tráfico, ya que estaba parado en un stop de la rotonda». El vehículo tenía las luces de emergencia y uno de los agentes se acercó a la mujer, que estaba hablando con un teléfono móvil. El agente le indicó que estaba dificultando el tráfico, a lo que ella respondió que estaba perdida, que había quedado con unos amigos y no los encontraba.
A continuación, el guardia le dijo que se pusiera en un lugar en que no molestase y también le indicó que no podía llevar un perro suelto dentro del vehículo sin el habitáculo correspondiente, como era el caso.
La mujer, según describieron los guardias, reaccionó de forma muy agresiva y comenzó a gritar: «Venís a tocarme los cojones». De inmediato, la conductora salió de la rotonda e invadió la intersección con una maniobra antirreglamentaria. El vehículo estuvo a punto de colisionar con otros dos coches y además atravesó una línea continua, a tenor de la declaración de uno de los agentes.
El guardia se dirigió a la mujer, le dijo que aparcase el coche en un punto donde no acarreara peligro y procedió a identificarla y a multarla por varias infracciones de tráfico. Fue entonces cuando la mujer comenzó a insultar gravemente, según describe uno de los funcionarios: «Nos llamó capullos, cretinos, matones y nos dijo que con razón ETA nos ponía bombas y que era normal que la gente nos odiase».
El guardia le pidió la documentación y la conductora señaló que se le había olvidado. El agente le pidió que al menos le dijera su nombre para comprobar por la emisora si tenía todos los permisos en regla y el seguro. «La mujer tenía un apellido vasco y al decirle que me lo deletreara empezó a gritarnos que éramos unos burros y unos analfabetos», declaró uno de los agentes. «Ahora mismo voy a llamar a Pedro, mi marido, que es el secretario de Defensa. Tenéis los días contados», agregó la mujer en tono amenazante.
Los guardias acabaron por sancionar a la mujer con tres denuncias: conducción temeraria, hablar con el móvil y llevar un perro suelto dentro del coche. Además, también la denunciaron por los insultos recibidos. En el juicio fue considerada autora de una falta prevista y penada en el artículo 634 del Código Penal («los que faltaran al respeto y consideración debida a la autoridad o sus agentes cuando ejerzan sus funciones»), según la sentencia.