EL CORREO, 8/12/11
La hermana del policía de Andoain valora la pena de 32 años contra Agirresarobe, pero duda de su absolución como miembro de ETA
«Alivio», pero incompleto. Es la sensación que embargó ayer a la familia de Joseba Pagazaurtundua tras conocerse la sentencia de la Audiencia Nacional que ha condenado a 32 años de prisión a Gurutz Agirresarobe por el asesinato en 2003 del que fuera jefe de la Policía Municipal de Andoain. El fallo, emitido por la Sala de lo Penal del tribunal, considera probado que Agirresarobe fue el autor material de los cuatro disparos que acabaron con la vida del agente, pero declara «huérfana de prueba» la acusación de pertenencia a ETA del procesado, pese a que sí constata que la organización terrorista «dio las instrucciones» para el atentado. Este hecho es el que más ha desconcertado a Maite Pagazaurtundua, hermana del fallecido, quien considera «singular» la argumentación del tribunal, pero deja en manos del abogado de la familia estipular si existe o no «discrepancia jurídica» con la sentencia.
Este extremo y las «sensaciones» encontradas por «la pérdida irreparable» de su hermano y los múltiples casos de asesinatos etarras, entre un 25% y 30%, que siguen sin resolverse impedían ayer a la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo hacer una lectura totalmente positiva de la decisión judicial, a la que mostró no obstante su «enorme respeto».
La sentencia considera probado que Agirresarobe, nacido en San Sebastián en 1977, «siguiendo instrucciones» de ETA, «ideó el plan» para acabar con la vida del sargento municipal. Y acudió el 8 de febrero de 2003 al bar Daytona de Andoain, donde se encontraba Pagazaurtundua. Según continúa el escrito judicial, tras tomarse un café con leche y leer durante unos quince minutos el periódico, se acercó desde la barra a la mesa donde se sentaba el agente y le descerrajó cuatro disparos que acabaron con su vida. Después huyó.
El tribunal basa su condena en la prueba de ADN, «suficiente aunque no ideal», obtenida tras comparar restos de la taza de café del Daytona con dos botellines de agua que el acusado bebió posteriormente; y la refuerza con la declaración de varios testigos y «otros indicios» y «periféricos al hecho» que vinculan a Agirresarobe, en prisión desde agosto de 2010, con «el movimiento independentista de la izquierda radicalizada».
La sentencia que, impone además una indemnización de 800.000 euros a la viuda y los dos hijos de Pagazaurtundua, destaca que el procesado, que conocía Andoain, «esperó a generar una atmósfera de tranquilidad y cercanía a la víctima» antes de cometer el atentado, lo que llevó al jefe de la Policía Municipal a «abandonar cualquier medida de vigilancia».
Pero la sentencia, contra la que cabe recurso ante el Tribunal Supremo, establece sin embargo que «no hay datos» que permitan ubicar a Agirresarobe en ningún comando o talde de ETA, aunque ratifique que fue la organización armada la que le ordenó el asesinato. El tribunal recoge «dos casualidades que lo vinculan» a ETA -jugar en el mismo equipo de rugby que otros dos presuntos activistas y haber sido pareja de otra acusada de colaboración-, pero indica que «no se llenan los requisitos exigidos» para probar una «comunión estable», por lo que le absuelve del delito de pertenencia a banda armada.
Maite Pagazaurtundua destacó aún y todo que el tribunal, pese a no admitir la agravante «de odio ideológico», sí incorpora lo «sustancial» del informe de la acusación particular, y recoge que, si bien «el objetivo» de ETA «no es per se eliminar el adversario ideológico», sí que «su silenciamiento es medio para obtener su hegemonía con vistas al objetivo final de subvertir el orden constitucional».
La pista para Giménez Abad
La hermana del responsable de la Polícia Municipal consideró «interesantes» las explicaciones, y resaltó otro elemento que se desprende de este fallo: el hecho de que la pistola utilizada por Agirresarobe fuera la misma que dos años antes acabara con la vida del líder del PP de Aragón, Manuel Giménez Abad, asesinato aún pendiente de resolver.
Según Pagazaurtundua, existe un nuevo «hilo» del que poder tirar para encontrar al autor de aquel crimen, y confió en que el propio Agirresarobe acepte en el futuro colaborar con la Justicia y arroje algo de luz a ese caso. «Algo tiene que saber de esa pistola». Al igual que el de Giménez Abad, la presidenta de la Fundación de Víctimas quiso recordar las decenas de atentados sin resolver que existen aún y expresó su «tristeza» por la «impunidad» que ya obra sobre otros muchos que han prescrito.
EL CORREO, 8/12/11