EL MUNDO 26/04/13
· Para el Tribunal de París, cuando se trata de los asesinatos a «sangre fría» de ETA no existen ni los «nuevos tiempos» a los que apela la izquierda abertzale para eludir responsabilidades, ni complejos. Anoche, siete jueces condenaron a cadena perpetua a Ata por la muerte de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero.
El Tribunal de lo Criminal francés condenó a Mikel Karrera Sarobe, que fuera número uno de ETA, a la máxima pena, con 22 años de cumplimiento mínimo, y a Saioa Sánchez Iturregi Hintza, a 28 años de prisión, de los que tendrá que cumplir dos tercios. Respecto al tercero de los acusados directos, Asier Bengoa López de Armentia, lo absolvió del asesinato pero lo condenó a 15 años de prisión por otros de los cargos a los que se enfrentaba.
Las magistradas no satisficieron, no obstante, las peticiones de la Fiscalía, que habían sido mayores, de hasta 30 años para Sánchez y Bengoa, pero sí quisieron resaltar en su sentencia que todos ellos actuaron con premeditación, tal y como pidieron las familias de los dos agentes asesinados.
El tribunal dictó también penas de prisión para los otros cuatro encausados, entre los que se encontraba Txeroki, quien compartía junto con Ata responsabilidades de mando en la organización terrorista en el momento de los asesinatos, y que fue sentenciado a nueve años de prisión. La condena de ayer a Txeroki se suma a otras tres penas de 20, 8 y 6 años, que le han sido impuestas recientemente, que superan los 30 años, además de las cuentas que tiene pendientes en España.
Esta sentencia pone colofón a un juicio extremadamente duro, con testimonios sobrecogedores sobre lo ocurrido el 1 de diciembre de 2007 cuando los dos guardias civiles, Centeno y Trapero, coincidieron de forma fortuita, según la sentencia, con los terroristas citados en una cafetería de Capbreton. Los dos agentes se levantaron y los etarras les siguieron y les asesinaron con «calma» y con absoluta «sangre fría» cuando se dirigían a su vehículo. Iban desarmados, en contra de lo que los etarras quisieron hacer creer tras el asesinato, conscientes de las consecuencias que iba a acarrear que fuera el primero en suelo francés. Si Asier Bengoa se ha librado de la condena por asesinato ha sido porque las magistradas consideran que la prueba de olor practicada por un perro, que sólo se efectúa en Francia, no fue lo suficientemente contundente.
Los etarras no se privaron ni siquiera el último día del juicio de montar el espectáculo. Antes de que las juezas se retiraran a deliberar, leyeron un comunicado en el que cargaron con particular dureza contra la Guardia Civil y no se arrepintieron de nada. Aunque tuvieron buen cuidado en recordar que nos encontramos ante una «nueva era».
EL MUNDO 26/04/13