EL CORREO, 23/9/11
Colocó un explosivo de cinco kilos en la rotativa del periódico en junio de 2008 que causó daños cercanos al medio millón de euros
La Audiencia Nacional ha condenado a 15 años de cárcel al etarra Ibai Beobide Arza por el atentado perpetrado contra EL CORREO el 8 de junio de 2008. Beobide, que fue detenido en febrero de 2010, colocó una bomba con cinco kilos de amonal en las instalaciones del periódico en Zamudio, que explotó en un momento -las tres de la madrugada de un domingo- en el que había un centenar de personas trabajando. El artefacto fue colocado para causar los mayores daños posibles -las pérdidas materiales se cifraron en torno al medio millón de euros- pero no logró el principal objetivo que buscaba la banda terrorista: silenciar al diario de mayor difusión de Euskadi, que como cada día acudió a su cita con los lectores.
Los magistrados consideran probado que Beobide formaba parte del ‘comando Basakatu’ junto a Oihana Mardaras Orueta e Itziar Moreno Martínez. Los tres componían un talde de ‘legales’ -no fichados- que habían sido instruidos para recabar informaciones sobre distintos objetivos. A Beobide se le atribuyen también el atentado con coche bomba contra la sede de EiTB en Bilbao en diciembre de ese mismo año y varios ataques contra sedes socialistas.
La bomba con la que el comando atentó contra EL CORREO se confeccionó en el trastero de un piso de Bilbao, en la zona de Mina del Morro, propiedad de Mardaras. Los tres etarras rellenaron una bombona de gas con amonitol (amonal y nitrometano), con el que se pretendía dar un efecto «multiplicador» a la explosión. Después, Beobide y Moreno Martínez metieron el artefacto una mochila, se montaron en el coche de esta última y subieron al monte Artxanda, donde escondieron la bomba entre unas zarzas.
Según confesó el etarra, cinco días después quedó con Moreno en el barrio de Txurdinaga. Se dirigieron a Artxanda, recogieron la mochila y partieron hacia Zamudio. Moreno Martínez realizó una «inspección del terreno» como «medida de seguridad». Beobide descendió entonces del monte y «saltó dos vallas» de otras empresas antes de llegar hasta la parte posterior del edificio en el que se encuentra la rotativa, en el polígono de Torrelarragoiti.
La bomba explotó a las tres de la madrugada, en un momento de actividad frenética en la rotativa, cuando cien personas se encontraban en las instalaciones. Cinco trabajadores desempeñaban su labor en una zona próxima a la que se produjo la explosión, que se escuchó en varios kilómetros a la redonda y provocó un boquete de 40 metros cuadrados. Nadie resultó herido. Por fortuna, porque el artefacto derribó un muro de hormigón, arrancó varias puertas y desperdigó por el aire a gran velocidad chapas y cascotes que atravesaron parte de las instalaciones. El atentado provocó daños en otras cinco empresas colindantes, aunque la peor parte se la llevó el pabellón de la rotativa, donde los desperfectos se cifraron en 407.633 euros.
Cinco zulos
Fueron momentos de tensión. Los trabajadores salieron de las instalaciones rodeados por una enorme nube de humo y polvo. La Ertzaintza acordonó la zona y, en un primer momento, los agentes se dedicaron a buscar un segundo artefacto, temerosos de que los terroristas hubiesen colocado una bomba trampa. La rotativa no empezó a funcionar hasta pasadas las cinco de la madrugada, lo que permitió al periódico llegar a los quioscos pocas horas después. Como siempre. Lo que cambió fue el titular principal, que por primera vez tenía a EL CORREO como protagonista. La banda reivindicó el atentado el 16 de agosto.
Ibai Beobide fue detenido por la Guardia Civil el 13 de febrero de 2010 cuando circulaba en bicicleta por una carretera de Villabona (Gipuzkoa). Su captura permitió a los agentes del instituto armado desmantelar cinco zulos en Hernani y en las inmediaciones del monte Gorbea. En la red de escondites, creada entre 2008 y 2009, se escondían 85 kilos de explosivos, 2.000 euros, documentos informatizados y diversos elementos para fabricar bombas.
El etarra, que huyó a Francia en 2009 con el resto del comando al sentirse perseguido por las fuerzas de seguridad, volvió a Euskadi en agosto de ese año. Tenía la orden de formar comandos ‘legales’ y de actuar como dinamizador para organizar atentados. Beobide, que se ha declarado insolvente para no hacer frente a las indemnizaciones cercanas al medio millón de euros, deberá pagar por el atentado con quince años de prisión. El tribunal niega que su confesión se obtuviese bajo torturas, como denunció el terrorista.
EL CORREO, 23/9/11