EL CORREO 02/09/14
· Jon Etxeberria, Rubén Rivero e Iñigo Sancho fueron capturados en la capital gala en el primer golpe policial a la banda tras llegar Rajoy a La Moncloa
El Tribunal Correccional de París juzgó y condenó ayer a penas que suman 21 años de cárcel, tres menos que la petición fiscal, a Jon Etxeberria Oiarbide, Rubén Rivero Campo e Iñigo Sancho Marco por pertenencia al aparato logístico de ETA cuando fueron detenidos armados en el centro de Francia en enero de 2012, tres meses después del «cese definitivo de la lucha armada». La sentencia lleva aparejada la prohibición de residir en Francia y el pago solidario de 3.000 euros al dueño de un coche robado que apareció incendiado en un bosque.
El que fue el primer golpe policial asestado a las estr ucturas etarras desde la llegada de Mariano Rajoy a La Moncloa y el nombramiento de Jorge Fernández Díaz como ministro del Interior tuvo su origen en la identificación visual de Etxeberria en las calles de París. Un agente de los servicios secretos galos lo reconoció el 14 de enero de 2012 en la estación de Lyon y comunicó su paradero a la Policía antiterrorista que lo siguió en tren hasta el apeadero de Joigny (Borgoña). Allí fue detenido junto a Rivero y Sancho, que habían acudido a su encuentro.
El fiscal Benjamin Chambre destacó que los tres portaban armas cargadas de las que intentaron hacer uso y que tuvieron que ser reducidos por los agentes, incluidos varios guardias civiles, tras intentar darse a la fuga excepto Rivero, que había dejado su revólver en un coche aparcado cerca de la estación y no opuso resistencia. Etxeberria viajaba con artículos idóneos para la falsificación de documentos de identidad adquiridos en París y al trío le fueron confiscados numerosos papeles falsos, en su mayoría franceses y españoles, pero también italianos, alemanes, portugueses y británicos.
En el coche de la célula se encontró un detonador artesanal a base de pentrita y dos despertadores electrónicos transformados como temporizadores. También había utensilios de jardinería para gestionar zulos en el monte, otra de las tareas logísticas atribuidas al grupo. Etxeberria (San Sebastián, 1978) fue condenado a ocho años, Rivero (Bilbao, 1982) a siete años y Sancho (Bilbao, 1981), a seis.
«Actitud de granujas»
Los acusados, que vestían camisetas en las que se leía amnistía y autodeterminación, se negaron a participar en el juicio por no reconocer al tribunal. Tras un par de apercibimientos a los procesados por hablar entre sí, la jueza Dominique Piot, presidenta de la sala, ordenó la expulsión de la treintena de allegados presente en los bancos del público con el argumento de que se comunicaban por señas con ellos y eran una fuente permanente de distracción.
Sancho se quejó de que «están castigando a nuestros padres, que han hecho 1.000 kilómetros para venir». El fiscal Chambre censuró «el descaro, la actitud de granujas y la falta de respeto» de los ocupantes del banquillo que, a su juicio, «refleja el rostro de ETA, una organización sectaria, ciega y violenta». «No es seguro que tuvieran la misma actitud con la dirección de ETA que desde la entrada en la clandestinidad les prohibía todo contacto con sus familiares», dijo.