Las bolsas hacia abajo y la renta fija, el oro y el petróleo hacia arriba. Son los ingredientes permanentes de los momentos de crisis. Los inversores huyen de los activos que conllevan riesgos y se refugian en aquellos que consideran más seguros. Este es el escenario del momento actual. Resulta muy sencillo encontrar las razones que lo justifican. La tensión entre Ucrania y Rusia, con sus respectivos apoyos de los EEUU y la UE por un lado y China por otro, se encuentra detrás de los miedos que sacuden un momento económico que no necesitaba más tensión ni nuevas amenazas. Ya teníamos bastante con los destrozos causados por el covid, con los últimos coletazos de la enésima ola de la pandemia, con el resurgir imparable de la inflación -en los EE UU ya va por el 7,5%-, con los productos energéticos desbocados y el resto de las materias primas por los aires.
No necesitábamos para nada este enfrentamiento que, termine como termine, ha agitado y expandido los temores. Es una reacción lógica, pues no es habitual que el presidente de un país como los Estados Unidos, con sus decenas de agencias de inteligencia, sus cientos de satélites espía y sus miles de observadores en la zona, anuncie e insista en la elevada probabilidad de que Rusia invada Ucrania. ¿Y si lo hace? No creo que lo haga. Al menos no de la manera tradicional de las guerras, con soldados sobre el terreno y utilización de armas tradicionales. Mucho menos, claro, de las nucleares. Las consecuencias son tan horribles para todos que imagino seguirá vigente el miedo a la ‘Destrucción mutua asegurada’ que mantuvo la temperatura baja durante los años de la Guerra Fría.
Pero el centro geográfico del conflicto se encuentra en medio del meollo de nuestras dificultades energéticas, lo que es suficiente para desatar todas las alarmas. Si nos alejamos de la posibilidad de una guerra, debemos preguntarnos cosas como ¿qué consecuencias tendrá el conflicto y las actuales tensiones sobre el suministro de gas a la Unión Europea?, ¿serán suficientes las amenazas económicas para frenar al nuevo zar ruso? Quiero pensar que los efectos sobre la sociedad rusa, con una economía débil y hoy pequeña en términos relativos, serían tan tremendas que lo pensará varias veces. Pero nunca se deben subestimar las reacciones de políticos que, como Vladimir Putin, dirigen países que carecen de libertad política y de opinión pública libre.
De momento. y yendo a lo nuestro, la prima de riesgo ha subido hasta los 100 puntos básicos, un nivel soportable… si se mantiene ahí. Nosotros estamos lejos del frente ucraniano, pero cerca de los mercados financieros. Las balas no nos alcanzan, pero sus efectos sí.