ABC 04/01/17
· Las autoridades le siguen la pista a un sospechoso de Asia Central, que habría sido detenido e interrogado en Kirguistán y puesto en libertad
Que el asesino sigue suelto. Esto es lo poco que se sabe con certeza sobre la persona que llevó a cabo la matanza de Nochevieja en el club Reina de Estambul, donde 39 personas perdieron la vida y otras 69 resultaron heridas en un atentado reivindicado por los yihadistas de Daesh. Desde entonces diversos medios turcos han publicado algunos detalles sobre el autor de la masacre, filtrados de la investigación policial, que después han resultado ser falsos.
Bombas de humo y granadas aturdidoras El asesino portaba cartuchos unidos al fusil para no perder tiempo cargando el arma, y utilizó técnicas bélicas aprendidas en la guerra de Siria
Durante la jornada de ayer circuló por las redes sociales la imagen del pasaporte de un hombre de Kirguistán acusado de ser quien abrió fuego en la exclusiva discoteca. La cadena estatal TRT World publicó la información asegurando que la Policía había divulgado el documento de identidad del sospechoso. Sin embargo, el propietario del pasaporte habló con el portal de noticias «Aki Press», del propio país de Asia Central, para desmentir cualquier relación con el atentado. Asimismo, las autoridades de Kirguistán aseguran haber interrogado al hombre y descartado su implicación.
Este no es el único bulo del que se han hecho eco los medios locales. Desde que comenzaron a llegar las primeras y dramáticas noticias del atentado, muchos señalaron, equivocadamente, que el atacante iba disfrazado de Papá Noel.
Los expertos critican la filtración de informaciones que, además, acaban resultando falsas. Así lo denuncia una fuente bien conectada con las fuerzas de seguridad turcas consultada por ABC.
Desde el Gobierno turco no se ha ofrecido ninguna información oficial hasta el momento. Los únicos detalles han sido los del portavoz Numan Kurtulmus, quien dijo el pasado lunes que las autoridades poseían las huellas y una básica descripción del sospechoso, por lo que su identificación total se produciría «rápidamente».
La agencia de noticias turca Ihlas, en cambio, publicó ayer nuevos detalles de la investigación policial. Según su información el sospechoso habría llegado a Turquía el pasado mes de noviembre. Se instaló en la ciudad de Konya, situada en el centro del país y conocida por ser una de las zonas más conservadoras de Turquía. Para no levantar sospechas habría viajado con su mujer y dos hijos.
El periódico «Habertürk», por su parte, ha hecho públicas unas imágenes en las que se puede ver cómo el supuesto autor de la matanza, portando una mochila y fumando, se sube a un taxi a las 23.58 en el distrito de Zeytinburnu, en dirección al Reina.
El goteo de informaciones ofrecidas por los medios turcos señala que la Policía busca a un hombre de unos 25 años originario de Kirguistán. Esta sigue siendo la principal hipótesis, a pesar de la confusión por la publicación del pasaporte de una persona equivocada. De hecho, las imágenes que se han publicado sobre el sospechoso, incluyendo un vídeo tomado en estilo
selfie en la céntrica plaza de Taksim, seguirían siendo las del verdadero hombre que busca la Policía turca.
Al parecer, el atacante utilizó bombas de humo y granadas aturdidoras para crear el pánico entre las cerca de 700 personas que festejaban el Año Nuevo en el club Reina. La profesionalidad del atacante también se demuestra en el hecho de que portó cartuchos unidos al fusil para no perder tiempo cargando el arma. Además, hizo creer que había tomado rehenes en el cuarto de baño para aumentar aún más la confusión y aprovechar el momento para escapar mezclado entre la multitud que huía aterrada de la discoteca.
Restricciones para informar
Como después de cada atentado de gran escala en el país eurasiático, el Consejo Superior de la Radio y la Televisión Turca (RTÜK), órgano que supervisa los medios de comunicación, emitió una orden para restringir la información publicada sobre el atentado. Además de imágenes sobre la matanza, también se han restringido testimonios, lo que hace que los medios tengan que recurrir a fuentes anónimas.
Mientras, las detenciones continúan. La Policía detuvo ayer a dos sospechosos más en el aeropuerto Atatürk de Estambul. Un equipo de la unidad antiterrorista dio el alto a dos extranjeros que se dirigían hacia las salidas internacionales del aeropuerto.
Los agentes han registrado a fondo los móviles y el equipaje de los dos individuos, que han sido trasladados a la sede central de la Policía para con-
tinuar con los interrogatorios, según ha informado la agencia estatal Anadolu citando fuentes de seguridad en condición de anonimato. Con estas últimas detenciones el número total de personas retenidas relacionadas con el atentado asciende a 16. El lunes las fuerzas de seguridad detuvieron a ocho personas, mientras que otras seis fueron puestas bajo custodia policial ayer, martes, por la mañana.
Para tratar de evitar nuevas masacres, el Gobierno ya ha anunciado que prorrogará otros tres meses el estado de emergencia declarado a partir del intento de golpe de Estado, aunque aún debe recibir el visto bueno del Parlamento, que votará dicha petición esta semana. Tras el intento del pasado julio, que acabó en fracaso, Turquía vive bajo esta situación extraordinaria, que no ha evitado repetidas masacres en diferentes puntos del país. Sin embargo, el Ejecutivo defiende su actuación.
Suleyman Soylu, el ministro del Interior, aseveró ayer en el Parlamento que las fuerzas de seguridad turcas han evitado 339 grandes atentados en el país durante todo 2016. «313 de estos fueron planeados por el PKK [Partido de los Trabajadores del Kurdistán], 22 por Daesh y cuatro por grupos de extrema izquierda», señaló Soylu. Y matizó: «247 explosivos improvisados, 61 coches bomba y 23 sospechosos suicidas fueron interceptados junto a 42 miembros de grupos terroristas que estaban preparando ataques».