Uno tenía en el hondón de su memoria afectiva algunos nombres, incluso socialistas, pongamos que hablo de Paquita Sauquillo, hermana y cuñada de Francisco Javier y Lola González Ruiz, víctimas de los asesinatos de Atocha, el primero consumado y el de la segunda en grado de frustración, pero ayer se me cayó al enterarme de que Oscar López, un hombre intelectualmente intermitente la había fichado como presidenta del PSOE madrileño. Está visto que en lo que toca al PSOE no se puede estar seguro de nadie, salvo de los purgados o los que se van por propia voluntad.

Ayer también supimos que López ha elegido  como segunda a Pilar Sánchez Acera, secretaria de Organización, la tía que filtró los datos del novio de Ayuso al pobre Lobato con la orden de que los empleara contra la presidenta en la Asamblea de Vallecas.  Y redondeando la perfección, ha elegido para número 3, secretario de Política Institucional, al delegado del Gobierno en la Comunidad, Francisco Martín, un tipo incompatible con cualquier forma de Gobierno que no sea la autocracia.

Ayer, tanto Sánchez como López reivindicaron un partido ganador. Pedro, que se declaró “admirador incondicional” de Oscar López, exactamente lo mismo que se había declarado respecto a Torres, el hijo de la analfabeta en Canarias, predijo para Madrid que “vamos a poner fin a 30 años de gobiernos del PP”. Bueno sería que hiciese memoria: el último presidente socialista de Madrid entre 1983 y 1995, fue Joaquín Leguina, al que él ha expulsado del partido. Los socialistas ganadores son incompatibles con Pedro si son algo decentes, ya le había pasado con el gran Paco Vázquez.

Oscar López estrenó el Congreso con una observancia rigurosa de la Ley Godwin, según la cual, cuando una conversación se alarga la probabilidad  de que algún majadero meta a Hitler en el lío se acerca a 1. El Congreso empezó con la proyección de imágenes de Ayuso con Milei, Musk y Meloni, alternadas con fotos de manifestantes neonazis brazo en alto, el mejor estilo de la casa, vamos.

Examen de situación: recordemos las víctimas políticas que Isabel Díaz Ayuso ha dejado tiradas en el camino para hacernos una idea del futuro melancólico que le espera a este López: Pablo Iglesias, Juan Lobato, Alejandra Jacinto, Mónica García, Ángel Gabilondo, Íñigo Errejón, Ignacio Aguado, Rocío Monasterio y las hermanas Serra. Oscar López será el número 14, creo. Tanto él como su mandante se recrearon con su gran reto para el futuro inmediato, la vivienda, y algo de las cifras del paro, las que más bajan en Europa, aunque se libró de decir que siguen siendo las más altas en paro juvenil y femenino. Respecto a la vivienda: en 1981 (Calvo Sotelo) el 46,81% de las viviendas que se construían era protegidas. En 2014 (Rajoy) eran el 30% y en 2019 (Sánchez) el 8,5%. Sánchez prometió la construcción de 184.000 viviendas para alquileres sociales, pero no ha cuantificado las construidas y entregadas, según la web Maldita Hemeroteca. La siguiente víctima de Ayuso se vistió ayer de mirmilón para bajar a la arena. Le deseo un final lo más indoloro posible.