ABC – 25/09/15 – JUAN ARZA, CONSULTOR Y EXPERTO EN COMUNICACIÓN
La creación del «espai català de comunicació» (espacio catalán de comunicación) es un objetivo confesado y ampliamente documentado del nacionalismo catalán. Se trata de conseguir un distanciamiento entre la opinión pública catalana y la del conjunto de España: los catalanes no deben hablar de los mismos temas, ni informarse en los mismos medios ni confiar en los mismos líderes de opinión que el resto de los españoles. La información y la opinión que consumen los catalanes deben ser producidas en Cataluña y ponerse al servicio de la «construcción nacional».
El pujolismo avanzó mucho en ese objetivo, combinando el «palo» y la «zanahoria». El escándalo de Banca Catalana marcó un hito fundamental: el nacionalismo mostraba su capacidad para movilizar a las masas agitando la senyera e intimidar a la oposición. Más adelante, mientras la política española se sumergía en la «crispación», el «establishment» catalán presumía de haber creado un «oasis».
Ningún caso de corrupción alteró la pax pujoliana. La llegada al Govern del PSC no significó una disminución del peso del nacionalismo, sino todo lo contrario: las puertas del poder mediático se abrieron de par en par para los fundamentalistas de ERC. La nueva generación de dirigentes de Convergència no ha desaprovechado la oportunidad, y utiliza su influencia sin escrúpulos ni disimulo.
Quizás el mayor reproche que puede hacerse al Gobierno de Rajoy es que haya permitido que la formidable maquinaria mediática del nacionalismo siga funcionando a pleno rendimiento, engrasada con el dinero de todos los españoles. En el caso de que el nacionalismo consiga su objetivo máximo (un Estado independiente) o su objetivo más realista («blindar» su poder actual) intensificará su proyecto de ingeniería social, y seguirá utilizando los medios de comunicación para reducir la pluralidad de la sociedad catalana, debilitar sus lazos con el resto de la sociedad española, y silenciar definitivamente a las voces críticas.