Jesús J. Hernández-El Correo

  • Covite celebra sus jornadas anuales con la intención de «desmontar los mitos que legitiman el terrorismo»

La presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, ha alertado este miércoles sobre la «gravísima radicalización» que se está experimentando en «el País Vasco y Navarra». Preguntada por los incidentes registrados en Pamplona con jóvenes próximos a GKS y la batalla campal en Vitoria hace unas semanas entre radicales de Falange y otros de extrema izquierda, Ordóñez ha señalado que «llevamos tiempo advirtiendo en nuestro observatorio de que estamos en el país más radicalizado de Europa, especialmente entre los jóvenes». La hermana de Gregorio Ordóñez, el teniente alcalde de San Sebastián asesinado por ETA, ha emplazado «a las instituciones a ponerse las pilas ya» para frenar estos rebrotes violentos.

La semana pasada el campus de la Universidad de Navarra en Pamplona fue el escenario de lanzamiento de piedras y botellas en una convocatoria de GKS (Gazte Koordinadora Sozialista) contra el ultra Vito Quiles y que se saldó con dos detenidos y al menos cinco heridos, entre ellos cuatro agentes y un periodista. No era el primer choque de este tipo. A mediados de octubre, en Vitoria, radicales de izquierda y de Falange se enfrentaron en Vitoria y superaron a la Policía. Hubo 40 heridos y una veintena de detenidos.

Ordóñez ha expresado que «es GKS quien está sustituyendo a la kale borroka, lo que hacía la juventud de Sortu, pero es la misma raíz». Su valoración de los incidentes es contundente. «Me parecieron espantosos. La verdad es que nosotros esto lo hemos vivido toda la vida y yo lo he sufrido hasta en carnes propias. Se está jugando con fuego». La presidenta de Covite ha lamentado que «no se está haciendo nada para paralizar» estos brotes violentos y ha apostado por «sanciones administrativas para que tenga alguna consecuencia». En su opinión, «tiene que haber condenas administrativas también para los organizadores, para los que queman todo, pintan, utilizan la violencia sistemáticamente».

Lo ha hecho en Pamplona, donde Covite celebra este miércoles la XXIII edición de sus jornadas anuales bajo el título «Desmontar los mitos: verdad y memoria ante la legitimación del terrorismo». Ordóñez ha advertido sobre los riesgos de los «mitos que se están instalando en el relato público sobre el terrorismo de ETA« que, ha avisado, »distorsionan la realidad, blanquean las responsabilidades criminales y justifican el horror». Ordóñez ha puesto un especial énfasis en «tres falsedades».

‘Txiki’ y Otaegi

La primera de ellas tiene que ver con la exaltación de los «victimarios–víctimas, convertidos en héroes». Aludía así a los homenajes a ‘Txiki’ y Otaegi, fusilados por el franquismo. «Condenar sus ejecuciones es una obligación moral, pero presentarlos como referentes democráticos es una perversión y una falsedad. La memoria no puede construirse desde la equidistancia moral», ha defendido. «Nadie que haya asesinado o pertenecido a una organización terrorista puede ocupar el lugar simbólico que corresponde a las víctimas que defendieron la libertad y la democracia sin empuñar nunca un arma». Y ha zanjado: «A ellas y solo a ellas les debemos la paz y la libertad de la que disfrutamos hoy».

El segundo mito, ha continuado Ordóñez, es «el negacionismo de la socialización del sufrimiento, la estrategia planificada por ETA y la izquierda abertzale para extender el terror en el País Vasco y Navarra a partir del año 1995». La presidenta de Covite ha criticado que «ahora niegan esa estrategia y quieren incluso presentarla como una invención de las víctimas. Socializaron el sufrimiento y ahora socializan la mentira más descarada». La «tercera falsedad», ha apostillado, tiene que ver con que «la idea de que las víctimas del terrorismo estamos suficientemente reconocidas y atendidas».

Numerosos expertos y víctimas han debatido este miércoles en Pamplona sobre los mitos pendientes.. Galo Bilbao, profesor de la universidad de Deusto y experto de Ética Aplicada, ha expresado que «está claro que ‘Txiki’ y Otaegi fueron víctimas y hay que ckarificar que fueron victimarios». En ese sentido, el historiador Gaizka Fernández Soldevilla, del centro Memorial ha abogado por «terminar con los homnanajes a ‘Txiki’ y Otaegi pero también con las calles y monumentos a Carrero Blanco o Melitón Manzanas».

Por su parte, el escritor Joseba Eceolaza, por su parte, ha destacado que «la presencia de condenados en listas electorales y los homenajes a presos lastran la memoria y llevan al reo, además, al día anterior a cometer el delito». La investigadora Eider Nafarrate y el historiador Raúl López Romo han hecho inventario de las declaraciones de miembros de la banda y también de dirigentes de la izquierda abertzale que avalaron la socialización del sufrimiento.