Contador a cero

Alejo Vidal-Quadras, alejoresponde.com, 23/2/12

La economía es en buena medida un cálculo sobre expectativas y un estado de ánimo. La etapa de Zapatero había hundido la confianza en España secando nuestro acceso al crédito y encareciendo hasta límites alarmantes el coste de nuestra deuda. Ha bastado la llegada de un Gobierno creíble, capacitado y con inequívoca voluntad de acometer las reformas estructurales necesarias para que el horizonte se despeje y la prima de riesgo española descienda a niveles tolerables. Este cambio de percepción en el exterior va a tener muy pronto una consecuencia práctica de enorme trascendencia. El conjunto de las Administraciones acumula en este momento impagos a sus proveedores por valor de 50000 millones de euros. Esta demora, que en promedio supera los seis meses y en no pocos casos puede llegar a uno o incluso dos años, pesa como una losa sobre nuestro sistema productivo y ha arrastrado a la muerte a miles y miles de PYMES y autónomos. Pues bien, en una brillante maniobra, tan simple como inspirada, los ministerios de Hacienda y Economía van a lanzar una emisión de bonos a corto plazo respaldados por el Tesoro por ese mismo montante aprovechando los bajos tipos de interés para este tipo de productos y todos los acreedores verán pagadas sus facturas en un plazo de pocos meses directamente sin necesidad de pasar por los Ayuntamientos y Autonomías morosos. Las entidades financieras privadas y el ICO se harán cargo de la realización de esta medida y la cantidad total de deuda pública no aumentará porque se producirá un simple apunte contable: corporaciones locales y Comunidades le deberán ese dinero al Tesoro en vez de a sus angustiados suministradores. Si se compara lo oneroso de los llamados “bonos patrióticos” autonómicos con las favorables condiciones que regirán en este movimiento tan magníficamente diseñado, se puede calibrar el alcance del acierto de Cristóbal Montoro y de Luis de Guindos al timón de nuestras finanzas. Por supuesto, este alivio irá acompañado de un control estricto de las cuentas de los consistorios y gobiernos regionales y no se aplicará a compras futuras. Se comprueban así las enormes ventajas de disponer de un erario central solvente con capacidad de actuación rápida y suficiente potencia de fuego y se pone a la luz lo disparatado de ciertas peticiones nacionalistas -pactos fiscales y otras zarandajas- para debilitar aún más la hacienda estatal.

Alejo Vidal-Quadras, alejoresponde.com, 23/2/12