HERMANN TERTSCH – ABC – 21/06/16
· Con la excusa de la lucha contra el «populismo» se proclama censurable cualquier verdad inoportuna.
Las elecciones presidenciales austriacas tendrán previsiblemente que ser anuladas ante la certeza de masivas irregularidades en el recuento del voto por correo. Sin prejuzgar la decisión del alto tribunal, en la primera sesión de la vista por la denuncia presentada por el partido derechista FPÖ quedó ayer claro que en muchos colegios electorales se abrieron los sobres la noche anterior y no a las nueve de la mañana como prevé la ley electoral. En algunos se llegó a contar los votos por correo ya el día de las elecciones.
Conviene recordar que fue el voto por correo el que dio la victoria al candidato de los Verdes, Alexander van der Bellen, por delante del candidato del FPÖ, Norbert Hofer. La diferencia final de votos fue de tan solo 31.026. En ningún caso se ha denunciado ni indicación de falsificación o manipulación del sentido del voto. Pero es difícil ya que Van der Bellen pueda jurar el cargo en ceremonia prevista para el próximo 8 de julio.
Pues ya ven, no era una pataleta de los «neonazis» que no saben perder y que poco menos que quieren convertir con Norbert Hofer a Austria en una Hitlerlandia, según la ridícula y primitiva caricatura que impone esa verdad revelada de la socialdemocracia, ese consenso de la ideología de la bondad oficial. Quizás no recuerden ya la sorna y el desprecio de los medios austriacos y europeos porque «los ultras» pretendían una revisión del recuento.
Estos días se ve un nuevo despliegue del afán justiciero del consenso socialdemócrata europeo con el Brexit. Los británicos que, por mil razones, crean que su futuro será mejor fuera de la UE son una especie ultrainsular parecida al FPÖ austriaco, fascistas primitivos contra los que todo está permitido. Todo vale en toda Europa la opinión que no cuadra con lo que opinan los partidos tradicionales, la Comisión Europea y las élites en los periódicos biempensantes. Con la excusa de la lucha contra el «populismo» se proclama censurable cualquier verdad inoportuna.
Quien se atreva a decir que paga cada vez más impuestos porque el Estado permite unas bolsas de beneficencia que aumentan sin control es un nazi. Quien reconoce en cualquier rincón de Europa que no quiere una sociedad multicultural en la que las leyes y la constitución, la igualdad de las mujeres y el respeto a los cristianos solo tengan vigencia en ciertos barrios es un ultra terrible.
Quien vivía en un pueblo pacífico alemán hace un año y hoy sus hijas no pueden salir de una casa que vale la tercera parte, porque tienen enfrente un refugio con 300 hombres musulmanes, no tiene derecho ni a lamentarse si no quiere ser tachado de hitleriano. Fachas. Como quienes han pedido siempre inútilmente que en España se aplicaran las leyes para imponer la igualdad entre españoles y la vigencia de la Constitución en todo su territorio. Fachas crispadores.
Quien quiera tener opinión propia y exija el cumplimiento de las leyes para todos es un excéntrico a combatir. Solo hay un populismo que disfruta de la tolerancia infinita de la socialdemocracia, el de extrema izquierda. Todo lo implacable e inquisitorial que es con quienes recuerdan soberanía, leyes y propiedad, es suave, apaciguadora y mansa con los enemigos de la libertad y las leyes. Así, en Madrid los neocomunistas de Podemos despliegan sus pancartas sin recato ni control. Y amenazan a cualquiera que se lo haga notar. Ellos se saben ya por encima de la ley. Y lo hacen notar a todos. Pero los malos son los fachas. Asúmanlo. Si tienen opinión propia, cállenla. Pero si son de los que no quieren o pueden, pierdan el miedo a ser llamados facha. Es la única forma aquí de ser libre.
HERMANN TERTSCH – ABC – 21/06/16