ABC – 28/07/14
· El PP pide una comisión parlamentaria y que el expresidente renuncie a sus privilegios.
Consciente de que el descubrimiento del dinero que atesora la familia Pujol en el extranjero estaba a punto de salir a la luz, el expresidente de la Generalitat optó por la táctica de minimizar daños. Para ello escogió un viernes por la tarde, a las puertas de las vacaciones de agosto, una estrategia elemental para cualquier asesor de comunicación pero que no está sirviendo para atenuar el impacto del escándalo. Ningún otro caso de corrupción, incluido el del Palau de la Música supera la conmoción –desolación es quizás la palabra más aproximada– que ha generado entre las filas nacionalistas la carta con la que Jordi Pujol se reconocía públicamente como un defraudador.
La situación es especialmente grave en Convergència Democràtica (CDC), formación a punto de embarcarse en la jugada más arriesgada de su existencia, la convocatoria del 9-N y el proceso soberanista en general, y que, por lo que parece, se dispone a enterrar por sí misma la herencia del pujolismo. Por así decirlo, y por las noticias que llegan del partido, CDC parece dispuesta a «matar al padre», una puesta al día del complejo de Edipo pasada por el filtro del nacionalismo.
Si el mismo viernes de la confesión el presidente Artur Mas limitaba su respuesta a calificar los hechos como «asunto personal y familiar», ayer el partido cambiaba de estrategia. La expuso Josep Rull, su nuevo número dos, quien se estrenaba en el cargo precisamente el pasado viernes.
«Tiene que dar explicaciones y nosotros pediremos que dé explicaciones (…) Cataluña está por encima de todas las personas, por relevantes que hayan sido», afirmó ayer en un tono inimaginable hasta ahora en Cataluña, y más en un partido donde Pujol lo es, ha sido, todo.
Primero Oriol
En este contexto, la estrategia de CDC parece más o menos clara. Primero se acordó la salida de Oriol Pujol –implicado a su vez en el escándalo de las ITV—, para luego renovar una dirección que trate de transmitir, ahora sí, una imagen de «refundación» imprecindible. Artur Mas al margen, es Josep Rull, joven, soberanista sin aparentes fisuras, quien personifica este proceso. «Es triste cerrar una etapa así», afirmaba ayer en relación a lo que se ha conocido como el «pujolismo», una etapa que «se tiene que poner en valor» pero sobre la cual, tras la mancha de la confesión, nada podría construirse, se asume en el partido.
Al otoño decisivo que se avecina en Cataluña se suma el convencimiento de que de los líos de la familia Pujol aún falta mucho por conocer. La investigación tributaria coge desde hoy nuevo impulso, con las citaciones de variso miembros del clan. Por convencimiento y por necesidad, en CDC necesitan soltar lastre.
Falta por ver cómo se visualizará este proceso. Por lo pronto, el mismo Rull sugería el sábado que Pujol debería «comparecer» ante el partido para tomar decisiones que sirviesen para fortalecerlo, una nada velada invitación a que renunciase al cargo de presidente de honor. Como primera medida, el expresidente catalán va a hacerse invisible. Ni presentaciones de libros, ni ruedas de prensa, ni entrevistas en los medios…
ERC, beneficiadas
A la tesis de la «tabla rasa», no hay más remedio, se suma también la muy influyente Asamblea Nacional Catalana (ANC), cuya líder, Carme Forcadell, apuntaba que «si no hacemos limpieza, no podremos construir un país nuevo». Para los organizadores de la Diada y tutores de Mas en el proceso, se trata de una «oportunidad» –apuntó Forcadell– para la «regeneración democrática». Es, calcada, la misma tesis que se sostiene en ERC, probablemente la gran beneficiada de la «crisis Pujol».
Si la renuncia a su cargo en el partido es imprescindible para su pretendida regeneración, devolver las prerrogativas de las que goza Pujol como expresidente se señala ya como lo mínimo a hacer ante una sociedad catalana que, tras el impacto, empieza a virar hacia una gran indignación.
Pensión vitalicia de 86.000 euros, tres secretarias, chófer, oficina en Paseo de Gracia… demasiado para un evasor fiscal. Así lo exigió de manera rotunda la presidenta del PPC catalán, Alicia Sánchez-Camacho, que además reclamó la creación de una comisión de investigación sobre el caso en el Parlamento catalán.
«En nombre de Cataluña»
La gravedad de lo ocurrido «no se liquida con un comunicado», afirmó la líder popular, que recordó que «cuando han surgido informaciones anteriores (en relación con los negocios de los Pujol) se ha usado el nombre de Cataluña en vano como excusa para tapar una información que ahora sabemos que es cierta». Sánchez-Camacho también afeó a Mas que limitase el «caso Pujol a un asunto «personal y familiar», considerando que no solo es el expresidente quien debe dar explicaciones, sino también CiU, dado el «engaño histórico» sufrido por la sociedad catalana.
Otros partidos, como ICV, también se apuntaron a la demanda para que Jordi Pujol deje de disfrutar de los privilegios de los que goza hasta ahora como expresidente. Albert Rivera, líder de Ciutadans, consideró en declaraciones a Efe que «el caso Pujol» debilita la posición de Mas antes de su reunión con Mariano Rajoy.
ABC – 28/07/14