EL CONFIDENCIAL 16/12/15
· Si España no quiere negociar la celebración de una consulta, Homs vuelve a amagar con una declaración unilateral de independencia (DUI), precisamente la opción que provocó la ruptura de CiU
La suerte está echada: Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), o su álter ego, Democràcia i Llibertat (DiL), que es la marca con que se presenta a las elecciones del 20 de diciembre, ya tiene pensado que, pase lo que pase, habrá declaración de independencia de Cataluña. Es más: si España no quiere negociar, habrá una declaración unilateral de independencia (DUI), precisamente la opción que provocó la ruptura de CiU. El tema catalán solo mereció dos minutos en el debate entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, pero los independentistas están dispuestos a hacer oír su voz en la campaña a cualquier precio.
Ese es el motivo de que el candidato de DiL, Francesc Homs, dejara caer ayer: “Iremos a Madrid en son de paz, con voluntad de diálogo, de negociación y de pacto para llevar adelante la independencia de Cataluña. Pero si el Gobierno español se opone, no descartamos una declaración unilateral de independencia, porque estamos comprometidos de manera superlativa con que Cataluña disponga de Estado propio”. En otras palabras, lo que va a negociar no es la independencia, si no si hay declaración bilateral o declaración unilateral. Al menos, esas son las premisas de las que parte Convergència.
El talante de los convergentes se escenifica en una frase antológica de Homs: sostiene que España negociará la secesión porque le conviene más que a la propia Cataluña. Y es que, si dicen que no, enfatizó, “van a poner al Estado a los pies de los caballos. Cataluña tiene viabilidad económica y ustedes tendrán un problema infinito para llegar a fin de mes”. Y sacó más pecho todavía: si España se aviene a negociar, habrá reparto de activos y pasivos como buenos vecinos. Pero si Cataluña toma las de Villadiego por las bravas, el Estado deberá asumir también la deuda catalana.
Si España se aviene a negociar, habrá reparto de activos y pasivos como buenos vecinos
El ‘subidón’ independentista de la formación de Artur Mas no es por azar: las encuestas le auguran un quinto puesto en estos comicios, por lo que necesita arañar votos como sea. El segmento del nacionalismo moderado ya le está vedado a Convergència, por lo que solo le queda disputar el votante de la CUP a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). De ahí que haya un “y tú más” secesionista entre ambas formaciones: esperan que el que más gorda la diga sea el que acapare más sufragios.
Malas perspectivas
Los independentistas no tienen buenas perspectivas: ERC puede quedar en tercer lugar en estas elecciones, mientras que DiL puede quedarse descolgada en el quinto puesto, o sea, que puede convertirse en el penúltimo partido de los parlamentarios, según la mayoría de las encuestas, cuando en las anteriores generales su antecesora CiU había quedado primera.
Ante este panorama, el papel de Francesc Homs es difícil. A la complicada situación del disputado voto independentista que ha de repartir con Esquerra se suman otras circunstancias que suponen un lastre difícil de dejar a un lado: los casos de corrupción en los que está implicada Convergència y que en un corto periodo de tiempo volverán a revitalizarse.
Para salvar el expediente, los convergentes han adoptado en su casi totalidad los planteamientos de Junts Pel Sí (JxS), la plataforma creada junto a Esquerra, según los cuales su presencia en Madrid será para “garantizar la máxima seguridad jurídica de todo el proceso y evitar perjuicios innecesarios a cualquiera de las partes implicadas”. Esta estrategia está provocando serias tensiones internas en Convergència.
Y si la consulta prospera,“las urnas no nos dan miedo. Si hay que votar una vez más, volveremos a votar“
En esa estrategia, se presta una especial atención a la oferta de un referéndum independentista por parte del Estado español. Según el programa de Homs, debería ser un “referéndum vinculante, oferta que ha de ser compatible con el horizonte temporal” de los 18 meses que se dan los independentistas para crear la República Catalana. El propio candidato se refirió ayer a la posibilidad de esa oferta desde Madrid. Y si la propuesta de la consulta llega, “las urnas no nos dan miedo. Si hay que votar una vez más, volveremos a votar”.
Para darle mayor motivación, ayer la CUP se descolgó pidiendo la abstención en las elecciones del 20-D. Los radicales se habían mantenido hasta ayer expectantes sobre el desarrollo de los acontecimientos, sabedores de que, al no presentarse a los comicios, no podían pedir el voto para ninguna de las opciones que se presentan: ERC y DiL. Los radicales están cerrando los flecos de las negociaciones para formar Gobierno con Junts Pel Sí, de la que son socios CDC y ERC, por lo que no pueden primar a una de las formaciones en detrimento de la otra.