Del Blog de Santiago González
Fue un hecho muy notable que el doctor Trampas convocase ayer a Pablo Casado para lo que han dado en llamar los Pactos de la Moncloa, de manera tan atípica y mediante portavoz tan inadecuada. Aprovechando que la Choni de los Polígonos tenía que dar su rueda de prensa y diseminar la buena nueva entre una peña que recoge en parte a los clásicos, que cubrían habitualmente Moncloa y en parte a medios agraciados por el sorteo: Acción Digital, Merca2 Moncloa, Capital Madrid, El Faro de Melilla, Nació Digital, Tribuna de Castilla y León y en este plan. Y fue ahí donde Mª Jesús Montero anunció que su baranda va a recibir mañana al jefe de la oposición para hablar de los pactos de La Moncloa.
Cabe la posibilidad que la elección de le mensajero tenga como finalidad equivocar al interlocutor y que no acierte con el día o con la hora. Enterarse por la prensa se llama la figura. La calamidad que nos gobierna o así ha querido humillar a Casado, a quien no se ha dignado llamar por teléfono, de ahí las formas tan impresentables y tan acordes con esos andares de chulángano. Los populares deberían pensar que aún podría haber sido peor: que los convocara mediante un tuit Albertito Garzón o guardarle una última sorpresa: que cuando llegue a La Moncloa se encuentre con que va a despachar con Yolanda Díaz para que se lo diga riendo, con ese sentido del humor tan extemporáneo que la asiste.
No diré yo que Pablo Casado deba dar plantón mañana a su anfitrión. Que Sánchez no sepa guardar las maneras que le correspondería observar en el caso de ser un genuino presidente del Gobierno, no es excusa para que se le dé esquinazo. Cuando un presidente (o quien hace las veces de tal) te convoca, hay que ir, pero también podría delegar, rebuscar entre su tropa a alguien de la altura moral e intelectual del presidente. O sea, igualar por lo bajo.
Contaba ayer este diario que el Rey ha ido recibiendo uno por uno a diez ministros socialistas, pero Podemos ya ha contraatacado: el Gobierno va a enviar en los próximos días a dos ministros de Unidas-Podemos para despachar con Felipe VI sobre el impacto de la crisis del Covid-19. Han sido elegidos para ello la ministra de Trabajo, la risueña Yolanda Díaz y el titular de Universidades, Manuel Castells, que todavía no sabemos para qué sirve.
Ayer se cumplían 89 años desde la proclamación de la II República y los socios de Pedro Sánchez se vinieron arriba. Garzón escribió un tuit rematado con ¡Salud y República! una consigna que armonizaba dos desastres integrales: la salud en tiempos de pandemia y la II República española. “Ni Corona ni virus” decía otro tuit. La faena la remató el marqués de Galapagar que aprovechó la fecha para menoscabar al Monarca y expresar su deseo de que no veamos “a un jefe del Estado vestido con uniforme militar, porque es un representante del pueblo”. Esto es un vicepresidente del Gobierno Sánchez, que en su día alentó a su tropa a una cacerolada contra el Rey, sin que el presidente le haya hecho saber que en su Gobierno no caben semejantes tonterías.El coronavirus y sus efectos constituyen una muy mala noticia, pero hay otra aún peor y es que de la gestión se encarga Pedro Sánchez.