JULIO VALDEÓN-La Razón

  • «Hemipléjicos» porque afean que Agustín Almaraz, condenado por 4 asesinatos, reciba un homenaje jaleado por Sortu
El señor Coradino Vega ha publicado el pasado 27 de agosto en El País un artículo (involuntariamente) memorable. Titulado «Liberalismo hemipléjico», de su fatigosa lectura uno deduce que nuestros «hemipléjicos» lo son por no canjear los puntos cardinales de su pensamiento. Por entender que la llamada cultura de la cancelación, los juicios mediáticos y amarillistas y la voladura de la presunción de inocencia erosionan de forma letal el Estado de Derecho. Son culpables de haber peleado durante años para intentar que este país nuestro, millonario en prosélitos sin más talento que el de lamer botas y odiar al prójimo, floreciera una Tercera España digna, sí, de Chaves Nogales, al que como buenos herejes citan mal y en vano. Son reos de diagnosticar las querencias identitarias posmodernas. «Hemipléjicos» por no bailar al derridiano son de las políticas de la identidad, los agravios interseccionales y las concesiones genuflexas a una ideología tan xenófoba como el nacionalismo. «Hemipléjicos» por plantar cara al intento de golpe de Estado de 2017 y por combatir para evitar que la soberanía nacional sea parcelada con criterios propios del Antiguo Régimen. «Hemipléjicos», sí, dada también su incapacidad para condonar la exaltación de la muerte en el País Vasco. «Hemipléjicos» por afear que en Alsasua hayan celebrado una cuchipanda contra los funcionarios que pusieron docenas de cadáveres para protegernos. «Hemipléjicos» porque afean que Agustín Almaraz, condenado por 4 asesinatos, reciba un homenaje jaleado por Sortu. El señor Vega, al que pronostico grandes éxitos si muñe más piezas semejantes, igual de deshonestas e impúdicas, vaya, critica la falta de rigor en el debate cuando ni siquiera tiene el detalle de citar por su nombre a los intelectuales «hemipléjicos». Unos gigantes, Fernando Savater, Andrés Trapiello, Félix de Azúa, Félix Ovejero, etc., ante los que toca cuadrarse leyendo su obra y a los que debemos cuanto han reflexionado, su compromiso feroz con la democracia y su valentía para anteponer la búsqueda de la verdad a los beneficios que siempre procura escribir a favor del viento. Como dice lúcidamente Pablo de Lora, empeñaron mucho en «un esfuerzo notorio de hacer una mejor lectura de los ideales ilustrados». Cuanta impostura, Coradino, qué mala memoria, y qué poquita elegancia. as.