La citación judicial es consecuencia de la investigación emprendida por Pablo Romero, hijo de uno de los fallecidos, el teniente coronel del Ejército del Aire Juan Romero Álvarez. En junio de 2013, cuando los hechos estaban a punto de prescribir –el atentado tuvo lugar en junio de 1993–, logró la reapertura de la causa.
Los nuevos informes policiales aportados desde entonces al sumario han llevado al interrogatorio del ex jefe etarra Iñaki de Rentería como posible autor intelectual y, ahora, al de García Corporales como uno de los posibles autores materiales.
En su comparecencia, el etarra aseguró que «nunca» estuvo en Madrid. Lo mismo que hace casi tres años explicó directamente a Pablo Romero, que logró un encuentro con él en la prisión de Zaballa. En esa ocasión el etarra arrepentido recordó que había estado en la capital en una ocasión, cuando cambió de trenes camino de Melilla para hacer la mili.
García Corporales ha sido expulsado de ETA por arrepentirse de su militancia y acogerse a la vía Nanclares. Eso le permitió, antes de quedar definitivamente en libertad al concluir sus condenas, gozar de ciertos beneficios penitenciarios. Ayer aceptó responder –como imputado no tenía obligación– tanto a las preguntas del abogado de Pablo Romero como de la acusación popular que ejerce la abogada de la AVT Carmen Ladrón de Guevara. La insistencia de la preguntas llevó a que el interrogado perdiera la paciencia. «¡Y ahora me van a volver a preguntar si estuve en Madrid!». Pese a todo, siguió respondiendo. La Fiscalía también estaba presente, aunque no formuló preguntas.
El etarra sostuvo que desde que huyó a Francia en 1989 hasta su detención en ese país no volvió a cruzar la frontera, por lo que no pudo de ninguna manera participar en las campañas del comando Madrid en los años posteriores. Añadió que no sabía quiénes eran los miembros de los taldes activos en la capital en ese periodo. Tampoco tenía dato alguno de los dos únicos condenados en relación con el atentado, dos de los llamados robacoches de la banda, encargados de proporcionar los vehículos para los atentados.
Las preguntas se dirigieron especialmente a dos de los vínculos del etarra con Madrid. El primero, el tique de un comercio de la capital encontrado en una bolsa en su poder cuando fue detenido en Francia. García Corporales insistió en que la bolsa no era suya y, por tanto, tampoco el recibo.
La segunda cuestión fue su relación con la etarra encargada de la logística de los comandos enviados a Madrid, María Jesús Arriaga Arruabarrena. La Policía cree que ambos tuvieron contacto en Madrid y que incluso mantuvieron una relación sentimental. Según fuentes presentes en la declaración, García Corporales sólo dijo que la conocía porque eran «amigos» de antes y que le pidió dinero para alquilar un piso cuando decidió huir.
Tal y como habían previsto las acusaciones, el etarra no ha aportado nada que permita avanzar en la investigación. Pero, según explicó Pablo Romero a EL MUNDO, eso no significa que aquí se paren las cosas: «Yo sigo investigando. Esto no se ha acabado».