Julio Pomés / Presidente del «Think Tank» Civismo, ABC 20/12/12
La diversidad fiscal de los países de la Unión Europea ha hecho que aquellos que tienen menores tributos, como Luxemburgo, se consideren, en cierto modo, un «paraíso fiscal». La creatividad de los políticos nacionalistas catalanes ha inventado una nueva figura, la de «infierno fiscal».
Si la primera denominación ejerce un gran atractivo para inversores y nuevas empresas, la segunda provoca el rechazo y la fuga a la carrera de muchos de los perjudicados. El acuerdo de estabilidad suscrito por CiU y ERC prevé un total de nueve impuestos, algunos nuevos y otros agresivamente reformados, con el objeto de recaudar más. Los cambios se refieren a los impuestos de Sucesiones, Trasmisiones Patrimoniales, Patrimonio, Grandes Superficies, emisión de gases contaminantes, la euroviñeta para camiones, los refrescos y las viviendas vacías.
Además, el pacto prevé sanciones a las oficinas bancarias en Cataluña que lleven a cabo una deslocalización de depósitos hacia otras entidades, situadas fuera de la región. Es bien sabido que estos costes adicionales serán repercutidos de modo inmediato a los clientes, con lo que mantener actividad financiera en Cataluña será más patriótico, pero también más caro. El papel lo aguanta todo y aunque las estimaciones de estos aumentos fiscales son de mil millones de euros, la realidad será otra. A medio plazo, provocará una menor recaudación y, lo peor, una inseguridad jurídica que sembrará desconfianza. No hay nada más miedoso que el dinero.
Hoy no es factible que una región haga un corralito que penalice la circulación de capitales. La Generalitat, por mucho poder que tenga, no puede controlar los movimientos financieros hechos en el exterior. Ese pacto puede provocar que muchos salarios, pensiones y nuevos depósitos se inviertan telemáticamente en bancos radicados fuera de Cataluña. Creo que todo catalán que se sienta «legalmente atracado» va a abrir una cuenta corriente fuera de su Comunidad, a la que trasladará las operaciones que tengan mayores costes operativos. El gran beneficiado de esta especie de «corralito» va a ser Madrid, a donde se exiliarán fiscalmente muchos agraviados. La libertad genera riqueza y el intervencionismo, miseria.
Julio Pomés / Presidente del «Think Tank» Civismo, ABC 20/12/12