EL MUNDO 03/06/16
TEODORO LEÓN GROSS
EL argumentario socialista para la crisis andaluza casi parafrasea a los ladrones de Jardiel: «¡Los corruptos somos gente honrada!». Felipe proclamó la virtud de Chaves y Griñán enfatizando la erre en su fonética meridional, y de pronto parecía aquél de dos por el precio de uno para salvar a Guerra de Mienmano. Susana la gran esperanzablanca Díaz prefirió decir «honestos». Sólo falla el pequeño detalle incómodo del auto judicial que acerca a esos dirigentes tan honrados, y a la nomenclatura sevillana, al procesamiento en formato de banda. Y no cuela el mantra de «ellos no se han beneficiado». Aunque no se enriquecieran, claro que se han beneficiado: en los años en que engrasaron la gran maquinaria clientelar con fondos de Eres+Formación, el PSOE recuperó las mayorías absolutas perdidas en los 90, y más allá de la púrpura de los presidentes con sus prebendas palaciegas, reforzaron la macroestructura de cientos de cargos del partido perpetuándose en el machito. ¿Seguro que no se han beneficiado?