«La acción heroica, reconocida por ella misma en una escueta frase. «Víctor y yo nos casamos en Gibraltar para tocarle un poco los cojones al Régimen». Impresionante gesta». A mí, ya lo tengo escrito, me gustaba más lo de «entras en mi cuerpo como la lluvia entre en mi huerto, agapimú».
Pero en medio se ha cruzado otro memo espectacular con muy buena raigambre. Se trata de Máximo Pradera Sánchez que ya me sorprendió cuando se hizo retratar en el portal de la casa donde entonces vivía Hermann Tertsch haciendo el saludo fascista. Con él pretendía señalar al inquilino, pero no dejaba de resultar chocante que lo realizara el nieto de Rafael Sánchez Mazas, carné número 4 de Falange Española de las JONS, biznieto del carlista Víctor Pradera Larumbe y nieto de Javier Pradera asesinados ambos por los republicanos en San Sebastián en los primeros meses de la guerra civil. Su abuelo Rafael también fue fusilado, pero lo fusilaron mal y pudo escapar con vida. Sánchez Mazas fue un gran escritor y Víctor y Javier Pradera dos hombres de bien.
A su padre, Javier Pradera Gortázar, debemos la gente de mi generación una parte no desdeñable de nuestra formación intelectual gracias a la colección de libros de bolsillo de Alianza Editorial que él dirigió durante muchos años.
Pero en Max han tenido los Pradera un fin de raza. Su gesto, dados los precedentes, con el brazo en alto ante la casa de un adversario lo dice casi todo. Diez años después de los atentados de Atocha, él escribió un tuit que cuenta todo lo que faltaba: «Mi mejor recuerdo tras el 11-M: Rodeamos Génova 13 y vimos asomarse a Mariano Rajoy completamente descompuesto. No podía salir a la calle».
Bueno, pues ahora se queja de que el presidente del Gobierno no pueda salir a la calle en 10 tuits que paso a condensar y reproducir en sus partes más jugosas:
«El nivel de agresión verbal hacia Pedro Sánchez el el PSOE ha escalado peligrosamente. No hablamos solo de insultos puntuales: se ha construido una auténtica campaña de odio… El insulto se convierte en consigna. Esto no es crítica democrática, es degradación del debate….Pintadas en las sedes del PSOE con insultos como «marica» y «pedófilo», acompañadas de símbolos fascistas. No es libertad de expresión: es intimidación y y violencia ideológica…Este clima recuerda en ciertos aspectos los discursos infames de Queipo de Llano en Radio Sevilla. Deshumanización, odio visceral e incitación política… Sin contexto bélico, pero con regresión democrática. El PSOE habla de «cacería humana» y (sic) «industria del odio». Y no es exageración… La violencia verbal es antesala de la violencia política. Borrar al adversario del espacio público empieza por destruir su imagen… La democracia no muere solo por goles de Estado. También se corrompe cuando el ionsulto reemplaza al argumento y la humillación gana votos…. No es hora de equidistancias. Es hora de defender que la política sin respeto es el preludio de algo mucho peor.»
¿Y qué cosa es la política con respeto en opinión de este jayán? se resume en este tuit que colgó el 14 de marzo de 2021:
«El Auto del TSJ. Sus Señorías se lo han currado, el auto no lo tumba ni Cristo. Es la hora de sacrificar todos los “innumerables matices” que separan a las tres izquierdas y sacar la macheta del carnicero para cortarle el cuello a Ayuso.»