EL CORREO 06/09/14
· El PSC, Unió Democrática y Ciutadans rechazan la invitación del PP, que solo será tomada en consideración por UPyD
A menos de una semana para la Diada del 11 de septiembre y a dos meses de la consulta del 9 de noviembre, la mayoría de los partidos catalanes dan por hecho que el proceso soberanista liderado por Artur Mas acabará en elecciones autonómicas anticipadas. Un escenario que les ha obligado a empezar a engrasar su maquinaria electoral. El PP ha sido el primero en mover ficha y ayer emplazó a Unió Democrática, PSC, Ciutadans y UPyD a conformar una «gran coalición» en Cataluña que trabaje por la unidad de España y sirva de contrapeso al soberanismo. La respuesta fue un no rotundo, y solo la formación de Rosa Díez se ofreció a estudiarla.
Ante la posibilidad de que Esquerra y Convergència conformen un frente independentista –como sondean desde hace meses– de cara a unas elecciones adelantadas que tendrían carácter plebiscitario, el PP tomó la iniciativa para tratar de articular un frente unionista. Y, sobre todo, para presentarse como la referencia del españolismo en Cataluña, los únicos capaces de frenar el desafío independentista y evitar la fractura. «No puede ser que los que nos quieren llevar al abismo se unan y los que defendemos la moderación y la centralidad y la queremos devolver al Gobierno catalán no nos podamos sentar a hablar y ofrecerle al pueblo de Cataluña la solución a este problema», dijo María Dolores de Cospedal en Badalona, en la apertura de una conferencia política que los populares celebran este fin de semana en aquella comunidad.
La secretaria general apeló al «sentido de Estado» del resto de formaciones no independentistas y quiso dar a su iniciativa un tono solemne. El primer partido al que se dirigió fue Ciutadans. La formación presidida por Albert Rivera es hoy el gran rival electoral del PP en Cataluña, sigue creciendo y prepara su desembarco en el resto de España, con expectativas de hacer daño a los populares. La oferta del PP no pasó de ser un mero brindis al sol porque si Ciutadans no ha sido capaz de coaligarse con UPyD –con quien comparte buena parte de ideario y que hoy estudiará en su consejo político si se inclina por el pacto–, el entendimiento con los populares se antoja mucho más complicado. No en vano, desde Ciutadans señalaron que Rivera trasladó hace un año a Mariano Rajoy la conveniencia de crear un frente común constitucionalista y aún espera la respuesta.
Cospedal también lanzó el guante a Unió y al PSC. La postura de la formación nacionalista ante las elecciones plebiscitarias es aún una incógnita porque sigue perteneciendo a CiU. Su líder, Josep Antoni Duran Lleida, en cualquier caso, lleva meses articulando una alternativa de centro, no independentista, favorable a la tercera vía, que cuenta con el visto bueno del ‘establishment’ catalán y a la que le gustaría arrastrar al PSC.
Puente y frentes
Cospedal llamó a los dirigentes democristianos, que consideran que «no se puede seguir en esta barbaridad», a unirse al bloque y también a los del PSC que crean que lo «primero es defender Cataluña como parte de España». Un entendimiento de PP y PSC a la vasca, como el que suscribieron Nicolás Redondo y Jaime Mayor en su día, es casi imposible en Cataluña. De hecho, el líder del PSC, Miquel Iceta, no tardó ni una hora en responder a la secretaria general del PP. «Es hora de rehacer puentes y no de crear frentes», afirmó vía Twitter. Desde Unió replicaron a la dirigente popular que su apuesta es votar en la consulta y que tiene un compromiso con Convergència. Solo UPyD se mostró dispuesta a estudiar la oferta del PP a pesar de su actitud refractaria hacia este tipo de entendimientos.
La conferencia política tuvo un claro aroma preelectoral y los dirigentes aprovecharon para armarse ideológicamente y ofrecerse como la referencia del centro reformista y liberal. Tanto Cospedal como la mayoría de los oradores cargaron contra Artur Mas por su intención de celebrar una «consulta ilegal», por defender «quimeras» que no conducen a ninguna parte y por estar metido en un «bucle peligroso». El PP es hoy por hoy la «garantía de que no se celebrará una consulta ilegal», dijo la ‘número dos’, que vinculó el nacionalismo catalán con el pensamiento único, el totalitarismo y los regímenes dictatoriales.