ABC – 11/02/17
· La secretaria general exhibe la fortaleza y unidad del partido y lo defiende como el «faro y pararrayos» del Gobierno Los populares hacen catarsis por sus casos internos de corrupción, pero admiten que les faltó agilidad.
La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, fue la protagonista, casi única, de la primera jornada del XVIII Congreso nacional de este partido. Se esperaba que Mariano Rajoy confirmara ayer, públicamente, la continuidad de Cospedal como número dos del PP, puesto que ocupa desde 2008, pero el presidente del partido decidió aplazarlo hasta hoy. Mientras, la secretaria general reivindicó su gestión en unos años especialmente complicados, por la crisis pero también por los casos de corrupción.
Con todo, la dirección del PP estuvo a punto de llevarse un buen revés de las bases, cuando se votó una enmienda para prohibir la acumulación de cargos, algo que afectaba de forma directa a Cospedal. Al final, la enmienda se rechazó por solo 25 votos. Hubo algo de bronca y mucha polémica por el resultado de la votación, que se repitió.
La enmienda que se votaba, impulsada desde Cuenca, decía literalmente: «En ningún caso podrá desempeñarse más de un cargo territorial de presidente o secretario general en el partido, ni acumularse a este más de un cargo de representación institucional, local, autonómico o nacional». Se apuntaba –no sólo– a Cospedal, que además de secretaria general del PP, es presidenta del partido en CastillaLa Mancha y ministra de Defensa.
Este texto se debatió y votó en la comisión de Estatutos. Tenían derecho a votar los 3.128 compromisarios, pero solo lo hicieron 639. El resto de los compromisarios cometió una flagrante dejación de funciones. Entre los presentes hubo a favor 303, y en contra 328, más 8 abstenciones. Solo 25 votos libraron a Cospedal de incurrir en una incompatibilidad interna.
Superado lo que hubiera sido un grave revolcón, el cónclave continuará sobre alfombra roja hasta encumbrar a Rajoy mañana domingo.
Sin temblar la mano
La jornada de ayer fue además un ejercicio de catarsis colectiva del PP para intentar pasar página de los años de corrupción que han acorralado al partido y han llevado a algunos de sus dirigentes ante los tribunales y hasta la cárcel. Cospedal defendió sin embargo la «ejemplaridad» y decencia del PP y sus cargos, y destacó, por encima de todo, la reacción contundente de la dirección. «No nos ha temblado la mano», se dijo. La secretaria general se reivindicó en primera persona, al haber sido ella quien lideró la respuesta enérgica contra los «indeseables». No nombró a nadie, pero no hizo falta. Justo antes, el plenario aprobó el informe de gestión del Comité de Derechos y Garantías, con las expulsiones y bajas de militancia: Luis Bárcenas, Rodrigo Rato, Francisco Granados, Jaume Matas…
Cospedal no se anduvo por las ramas. Admitió que la corrupción ha afectado de lleno a su partido, que cometió errores y le faltó agilidad frente a algunos casos, pero recordó que pidió perdón y que supo reaccionar adoptando una batería de medidas para luchar contra esa lacra.
Antes de la polémica votación sobre la acumulación de cargos, el congreso aprobó la gestión de Cospedal, sin fisuras: su informe salió por «unanimidad», confirmó la presidenta del Congreso, Cristina Cifuentes.
Bajo el lema «España, adelante!», el PP quiso dejar atrás la crisis económica, también el capítulo más oscuro de su historia. Pero como una maldición que le persigue, el PP había iniciado su cónclave nacional con sus siglas otra vez en los titulares: condenas a los acusados por la red Gürtel, Rodrigo Rato, Ana Mato y la supuesta financiación ilegal del PP de la Comunidad Valenciana. No condicionó el guión. «El que la hace la paga», remarcó por la mañana Fernando Martínez-Maillo. El vicesecretario de Organización podría ser reforzado hoy en sus labores orgánicas como número tres de Génova. Rajoy dará a conocer su nueva ejecutiva, en la que se daba por hecho que Cospedal seguirá en la secretaría general.
En su balance, la secretaria general reivindicó su poder y defendió el papel del partido, con ella al frente, como sostén y guía del Gobierno de Rajoy en estos cinco años donde hizo falta «mucha pedagogía» para explicar las medidas contra la crisis económica. «Fuimos el faro y pararrayos de nuestro Gobierno bajo la galerna de la crisis económica. Era nuestro papel y lo cumplimos con creces», reseñó. Un comentario que no pasó desapercibido para nadie, tampoco para la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, pues fue una manera de defender el papel protagonista del partido al asumir «el desgaste político» que supusieron «las medidas más impopulares y más duras que un Gobierno ha tenido que tomar en esta democracia».
«El Gobierno se vio obligado a aprobar medidas casi heréticas a ojos de nuestras convicciones políticas», advirtió Cospedal. Medidas que se hallaban en «las antípodas» de las convicciones del PP, y ahí estaba el partido, dijo, para «ayudar al Gobierno» a encontrar la salida a la peor crisis económica. «Hicimos pedagogía del sacrificio, encajamos sin rechistar las embestidas políticas y asumimos las críticas de la lógica y legítima incomprensión social», aseguró.
Fue una reivindicación en toda regla de la importancia que ha tenido el partido en los últimos años, cuando se criticaba con fuerza la acción del Gobierno pero también su comunicación y su falta de pedagogía. Pero ahí estaba el PP, dijo en definitiva Cospedal, para dar y poner la cara.
Una montaña rusa
La secretaria general dibujó la tormenta perfecta en la que ha vivido el partido, obligado a capear la grave crisis económica en España tras conseguir el Gobierno meses antes. El objetivo fue evitar el rescate, y se logró. «Ha sido lo más parecido a una montaña rusa, hemos tenidos altos y bajos, hemos vivido horas difíciles, de las peores, momentos de apretar los dientes y mirar al frente, poner por delante nuestro orgullo como partido y de recordar nuestras firmes convicciones».
Pero si de algo presumió Cospedal en su intervención fue de la unidad y fortaleza que puede exhibir el PP. «La unidad nos convierte en un partido único en España». «Mira que han querido noquearnos, pero no nos han conseguido tumbar en el ring», comentó.
La secretaria general del PP comparó esa piña en que está hecho su partido con «los Pimpinela de Vistalegre», en referencia al congreso movido que está viviendo Podemos. «¿Qué le vamos a hacer si para nosotros es mucho más importante el proyecto que los personalismos? Han intentado agrietarnos, enfrentarnos, enemistarnos, partirnos y fracturarnos. ¿Pero acaso se han pensado que somos de los que cambiamos de ideología en función de donde sople el aire?», se preguntó.
El momento más emotivo de esta primera jornada se produjo cuando Cospedal recordó a los que ya no estaban. En el momento en que se refirió a Rita Barberá, todo el plenario se puso de pie y le dedicó una larga ovación.
ABC – 11/02/17