EL CORREO 06/07/13
· El colectivo de víctimas se reunió ayer con el Gobierno vasco para trasladarle sus aportaciones al borrador del proyecto.
BILBAO. El Colectivo de Víctimas del Terrorismo de Euskadi quiere que el plan de paz del Gobierno vasco incluya un apartado para formar a la izquierda abertzale «en derechos humanos y bases éticas». Una delegación de Covite, encabezada por su presidenta, Consuelo Ordóñez, se reunió ayer con los representantes de la Dirección de Víctimas Mónica Hernando y Txema Urkijo con el fin de trasladarles su percepción y, por tanto, sus aportaciones al borrador del proyecto auspiciado por la secretaría de Paz y Convivencia. Este encuentro se enmarca dentro de la ronda de contactos iniciada recientemente por el Ejecutivo de Vitoria con diferentes agrupaciones de damnificados para conocer su opinión, en su mayoría crítica, sobre el plan de paz.
La decisión de Covite de pedir que la izquierda abertzale reciba formación en derechos humanos tiene su origen en el propio borrador del proyecto, cuya presentación asumió el lehendakari, Iñigo Urkullu. En el documento, sujeto a posibles modificaciones, figura una acción concreta destinada a potenciar un «compromiso social» de la Ertzaintza por la convivencia y los derechos humanos. El colectivo de víctimas, mayoritario en Euskadi, no solo considera que esta propuesta «es una ofensa intolerable» hacia la Policía vasca, sino que aboga por sustituirla por un «nuevo programa integral y transversal» que ponga en su punto de mira a la antigua Batasuna, «único sector de la sociedad que defiende el trayecto violento y antidemocrático de ETA», recordó Ordóñez en una comparecencia posterior a esta primera reunión con la Dirección de Víctimas. Ambas partes acordaron mantener un segundo encuentro en fecha aún por determinar, al que, a diferencia del de ayer, asistiría el máximo responsable de la oficina, Jonan Fernández.
Informe «opaco» y tortura
Covite no ve con buenos ojos el plan de paz del Gobierno vasco, ya que, a su juicio, peca de falta de claridad y contribuye a «difuminar» los objetivos y las consecuencias de la sinrazón terrorista. Desde el colectivo remarcan que hay «un amplio sector social que defiende que ETA mató de forma legítima», por lo que reclaman que el prólogo –o lo que serían los microacuerdos– del borrador subraye «el fenómeno de la banda como factor diferencial en Euskadi».
Si algo temen en la asociación es que el final del terrorismo –recuerdan que ETA «sigue en posición amenazante»– se cierre en falso y no se depuren responsabilidades. Muestran su «extrañeza», en este sentido, al comprobar que el plan «huye de la investigación y el esclarecimiento» de los crímenes perpetrados por los diferentes grupos terroristas pendientes de resolver. En el caso de ETA, 326. «Es imposible construir un relato veraz sin conocer qué pasó en más del 40% de los asesinatos cometidos», advirtió Ordóñez, que estuvo acompañada en la reunión por el miembro de la junta directivo de la agrupación Antonio Recio.
Nueve son las aportaciones de Covite al plan de paz, entre cuestiones propias de la redacción –la ven escorada hacia la izquierda abertzale– y acciones concretas. En este último apartado se situarían, por ejemplo, la apuesta por incluir los testimonios de ertzainas, policías y guardias civiles que sufrieron el zarpazo del terrorismo en el programa ‘víctimas educadoras’. Esta iniciativa consiste en llevar a los colegios la experiencia directa de los damnificados como herramienta pedagógica.
La asociación se detiene, asimismo, en el informe sobre vulneraciones de derechos humanos que se enmarcaría en el plan y que, según censuran, resulta «opaco». Consideran así que el estudio debe contextualizarse y ofrecer más detalles sobre las personas consideradas víctimas. Pero también incluir en su seno a «todos los exiliados que se vieron obligados a abandonar Euskadi» por la presión de ETA y su entorno radical. Es más, y dado que el plan incluye un apartado dirigido a investigar la tortura, desde Covite emplazan al Gobierno vasco, asimismo, a hacer lo propio con «la tortura ejercida por ETA y el resto de organizaciones terroristas, a todas las víctimas marcadas y perseguidas durante años».
EL CORREO 06/07/13