JON JUARISTI – ABC – 10/07/16
· Surge una tendencia artística suprematista en el comunismo español.
Lo más chocante de la imagen con que los tuits de Izquierda Unida han saludado la visita de Obama a España no es la figura del judío con kipá y estrella de David, tirabuzones y barba, tomada directamente de la nauseabunda iconografía nazi, sino los rasgos simiescos y brutales de la caricatura del negro que parece representar al presidente americano. Choca y sorprende, porque lo esperable en un estereotipo combinado de antisemitismo y antiamericanismo habría sido asociar a la tópica figura degradada del judío la del Tío Sam, blanco flacucho de largas barbas canosas tocado con un sombrero de copa en el que campan barras y estrellas.
Pero esto lo habría hecho la izquierda estalinista clásica, no la izquierda basura de Alberto Garzón. Aunque aquélla era antisemita a secas, como el Podemos de los Zapata y las Artal, no incurrió en la melanofobia y en el suprematismo caucasiano, como estos pintamonas de Unidos Podemos (o Podamos) que se inspiran en la tradición plástica de las hermandades arias del país de Obama y no en los angelitos negros de Antonio Machín. Esta imagen a la vez antisemita y racista realizada y difundida por IU no es producto de un descuido, de un error, de una equivocación. Por el contrario, ha sido cuidadosamente planeada.
Se ha cuidado hasta el último detalle y, precisamente, al contrariar al menos la mitad de las expectativas tópicas respecto al tema representado –el contubernio de los EE.UU. con los judíos–, no deja margen para dudar de que se trata de una innovación deliberada y verdaderamente original. ¿De dónde, si no, habría podido llegarles la idea a los creativos garzonitas?
No, desde luego, de sus antiguos mentores castristas, que ahora están a partir un piñón con Obama, como es bien sabido. Por otra parte, aunque ni en la cúpula del comunismo cubano, ni en la de sus gobiernos ni en la de su Ejército hayan abundado las gentes de color (la Revolución confinó lo afrocubano en el folklore y la poesía), ninguno de los hermanos Castro habría permitido la circulación de una imagen semejante a la que nos ocupa. Quizás el Che, sí, porque tenía de los negros una opinión tan alta como la de Borges, pero ni Raúl ni Fidel habrían transigido con un racismo explícito en un país como Cuba. Ni Chávez en Venezuela. La izquierda basura blanca y española es otra cosa. Si no se corta un pelo con los judíos, no te digo lo que le cuesta ponerse estupenda a expensas de los negros no aprovechables para su causa.
O sea, los que ni vienen en patera ni malviven de la manta. Sólo contarán con su simpatía los que sigan viniendo en patera y sigan malviviendo de la manta. En eso no son muy distintos los comunistas españoles de la izquierda basura norteamericana de los años sesenta y setenta, que, como denunció en su día David Horowitz, optó por apoyar a los delincuentes de los guetos contra las clases medias negras que nutrían el movimiento por los derechos civiles liderado por Martin Luther King.
Cuando las bandas del lumpen de color se transformaron en Black Panthers, los izquierdistas blancos les ayudaron a expulsar de los barrios negros a los reformistas negros, cristianos evangélicos en su mayoría. Y es que, para la izquierda basura española, los judíos sólo tendrían derecho a no terminar en un cenicero si se convirtieran al antisemitismo militante y a los negros sólo se les podría reconocer su condición de candidatos a la humanidad plena si se mantuvieran prudentemente en un estatuto subhumano. Doctórate en Harvard y llega incluso a presidente de los EE.UU., que, si eres negro, mulato o cuarterón, no serás para los comunistas españoles más que un gorila, a ver qué te has creído.
JON JUARISTI – ABC – 10/07/16