La ausencia de cinco diputados de la izquierda forzó ayer el rechazo a la primera de la toma en consideración de una reforma legal que podría haber ampliado el censo electoral en 900.000 personas más. La propuesta para ampliar el derecho de voto a los mayores de 16 años fue rechazada por 173 votos en contra y 168 votos a favor.
La ausencia de mayoría absoluta y lo ajustado de la aritmética parlamentaria actual puede provocar esta legislatura que la ausencia de unos pocos diputados vuelque las decisiones del Poder Legislativo de un lado o de otro. Y algunos partidos parecen no ser conscientes de ello.
Si los cinco diputados de la izquierda –al cierre de esta edición aún no se sabía quiénes eran– hubieran cumplido con sus obligaciones parlamentarias, la votación de esta proposición habría dado un empate a 173 y tendría que haberse repetido de forma inmediata. En caso de un segundo empate, la presidenta del Congreso podría haber fijado la votación para otro día, ya que tres parlamentarios están en viaje oficial para visitar campos de refugiados en Oriente Medio.Se trata de Meritxell Batet (PSC), Ione Belarra (Podemos) y Patricia Reyes (Ciudadanos). Además, también faltó un diputado de la derecha del Hemiciclo.
Sea como sea, el Congreso rechazó ayer la toma en consideración de la proposición de ley para ampliar el derecho de voto a los mayores de 16 años. La Cámara Baja lo aprobó el 19 de abril, pero tras las elecciones repetidas de junio el nuevo Hemiciclo ha rechazado esta medida.
Además de la ausencia de varios diputados, la proposición fue ayer rechazada por el cambio de opinión en siete meses del PNV y de Coalición Canaria (CC). Los vascos se abstuvieron en abril y ayer votaron en contra. La diputada canaria Ana Oramas viró del sí de abril –después de haber pactado con el PSOE– al no de ayer, ya que ahora tiene un acuerdo con el PP.
La propuesta de reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg), presentada por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), contó con el apoyo del PSOE, Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea, el Partit Demòcrata Europeu Català (PdeCat), Compromís y Bildu. En contra votaron el PP, Ciudadanos, PNV, Unión del Pueblo Navarro, CC y Foro Asturias.
El diputado de ERC Gabriel Rufián defendió la propuesta e interpeló «al sentido democrático» de los diputados. Eso sí, de entrada dijo no esperar «nada de la derecha azul ni naranja». Con su habitual tono despectivo, Rufián espetó que los que están en contra de su propuesta «suelen ser gente a la que ofenden más unas rastas que un sobre con dinero negro, dicen que no son de izquierdas ni de derechas y acaban no siendo ni de derechos».
Por el Grupo Socialista, Gregorio Cámara rechazó las «melifluas y tramposas razones» de Rufián, pero anunció el voto afirmativo porque «los socialistas siempre han estado en la vanguardia del desarrollo de los derechos y libertades».
Carolina Bescansa, de Unidos Podemos, se salió del debate y aprovechó para arremeter contra el PP y el PSOE porque, entiende, le Ley Electoral les beneficia y les da más escaños de los que en realidad les deberían corresponder. De la extensión del voto a los mayores de 16 años prácticamente no dijo nada, salvo que votaría a favor.
Desde el lado del no, Ignacio Prendes, de Ciudadanos, subrayó que sólo Austria tiene reconocido el voto desde los 16 años y allí está «muy próximo» a acceder a la Presidencia del Gobierno un partido ultraderechista y xenófobo.
La portavoz del PP lo rechazó porque este cambio legal «no sería consecuente con nuestro ordenamiento jurídico», dijo.
Ni el PSOE ni el Grupo Socialista en el Congreso recuperan la normalidad después de que el Comité Federal aprobara entregar el Gobierno a Mariano Rajoy y de que 15 diputados de 84 decidieran romper la disciplina de voto y rechazar la investidura del presidente del PP.
La herida no cicatriza. Y los movimientos de la Comisión Gestora parecen no estar cosiendo bien la brecha (usando sus propias metáforas), según parlamentarios socialistas.
La reunión a puerta cerrada del Grupo Socialista de ayer se convirtió en un enfrentamiento entre los que denunciaron «castigos» a los diputados que entienden que la Gestora no debería aplicar y los que espetaron a los que mantuvieron el no a Rajoy que no tienen «cultura de partido» o que «arman bronca para salir en los medios de comunicación», según fuentes internas de la reunión.
Al inicio, el portavoz de la Gestora, Mario Jiménez, explicó los cambios en la dirección del Grupo. Pero no hizo referencia a los diputados relegados como portavoces. Por eso, el diputado Odón Elorza primero y varios más después exigieron explicaciones por esos cambios, que interpretaron como «castigos» por ser próximos a la dirección anterior o por romper la disciplina de voto.
Entre ellos, tomó la palabra el ex número dos de Pedro Sánchez, César Luena, lo que molestó a la actual dirección. De hecho, Mario Jiménez le recriminó que habiendo sido responsable de Organización defienda la ruptura de la disciplina de voto aprobada por un Comité Federal. Incluso, el portavoz en el Parlamento andaluz acusó a Luena de «desconocer las normas del partido».
También exigieron explicaciones Sofía Hernanz, expulsada de la dirección del Grupo, y la palentina Luz Martínez Seijo, según relataron parlamentarios socialistas.
Varios de ellos denunciaron como «ofensivo» que la Gestora haya alegado, entre otros criterios, el de la «capacidad» de los diputados para acometer los cambios porque, como explicaron, los 84 parlamentarios socialistas podrían ser portavoces. Fuentes de la reunión la describieron como «muy dura» y «desagradable» tanto por los argumentos de Jiménez como por intervenciones como las de Eduardo Madina o la ex portavoz del Grupo Soraya Rodríguez.
«Jiménez ha venido a hacer sangre ante la pasividad de la dirección del Grupo Parlamentario, que deja que Susana Díaz lo destroce desde Sevilla», aseguró uno de los diputados que se sintieron ofendidos.