ABC – 29/03/16
· Los antisistema quieren forzar a JpS a renovar su apuesta por la desobediencia.
· Nadie se fía de nadie. El frente soberanista formado por Junts pel Sí (CDC -ERC) más la CUP pasa por momentos convulsos.
· El partido antisistema recela del viraje «moderado» que aparentemente está haciendo CDC, y hoy intentará que convergentes y republicanos se reafirmen en el compromiso de ruptura y desobediencia que emana de la declaración del Parlamento catalán del 9 de noviembre.
La citada declaración, cuyo tono y contenido fue una de las cesiones de JpS para que la CUP apoyase la frustrada investidura de Artur Mas, sigue envenenando la relación entre las tres formaciones. Los sectores más moderados de CDC tienen muy asumido que el 9-N está más que enterrado.
En este contexto, la Mesa del Parlament debe decidir hoy si admite a trámite una moción de los antisistema de la CUP que insta a desobedecer la suspensión cautelar ordenada por el Tribunal Constitucional, acelerar la aplicación de la «declaración de ruptura» e instar a los Mossos d’Esquadra a que desobedezcan a la Audiencia Nacional en su investigación a los consistorios que apoyaron la citada declaración. La Mesa, donde ERC y CDC tienen mayoría, ya aplazó el debate la semana pasada. Hoy, sin embargo, deberán retratarse o, si lo consiguen, alcanzar una solución de compromiso con la CUP.
Munté: «Gesticulación»
En cualquier caso, el malestar en el seno de CDC es evidente. Si la semana pasada la portavoz de la Generalitat, Neus Munté, calificaba la iniciativa de la CUP de «gesticulación excesiva», ayer el hombre de CDC en Madrid, Francesc Homs –que ahora interpreta el papel de la moderación– cargaba aún más las tintas contra sus «socios» anticapitalistas.
El líder de Democràcia i Llibertat en el Congreso criticaba en este sentido a la CUP por actuar de forma partidista en las últimas semanas, acusándoles de buscar «discusiones ridículas entre independentistas» en vez de trabajar a favor del proceso soberanista.
Homs: «Roza el ridículo»
El también vicesecretario general de Estrategia de CDC descalificó por completo la moción «cupera» para reverdecer el texto del 9-N en una entrevista a Ep. «Soy crítico con esto. Cuando la CUP hace esto, ¿busca convencer a gente que no está convencida o busca poner en contradicciones a los que ya estamos convencidos? ¿A qué responde esto? ¿Qué sentido estratégico tiene? (…) ¿Cada semana tenemos que votar que estamos convencidos? Me parece que roza la ridículo», apuntó Homs.
La estrategia de la CUP, que a su vez tiene dividido al grupo de JpS, no es ajena tampoco a las tensiones que en el seno de la formación antisistema hay entre quienes consideran que hay que preservar la estabilidad del acuerdo con CDC y ERC y quienes consideran que hay que acelerar el «proceso» y llevarlo definitivamente por el camino rupturista. El estancamiento de la CUP que señalan las encuestas, paralelo al avance de la «izquierda de confluencia» (Ada Colau y la reivindación del referéndum frente al unilateralismo), explican también la estrategia de la CUP.
Para Homs, en realidad, de lo que se trata es de «buscar un rédito partidista y marcar distancia», algo que, a su juicio, es una señal de que los anticapitalistas podrían no creerse la apuesta independentista.
«Esto solo se puede hacer desde el convencimiento de que esto no va a ninguna parte y, como no va a ninguna parte, empiezan a marcar distancias para cargarle el muerto al otro», añadió. «Hay gente que tiene la sensación de que era más feliz cuando simplemente reivindicaba la independencia, no como ahora, que estamos haciendo la independencia», apuntó.
Las tensiones se producen, además, en un momento de dificultades en la aprobación de los presupuestos de la Generalitat, lo que aún irrita más a CDC, donde entienden que la CUP está más por repartir «carnés de independentista» que por ayudar al Ejecutivo, que supuestamente tiene que proceder a la desconexión de España en año y medio.
Unió: «Centralidad creíble»
El resto de partidos asisten con no poca satisfacción a las tensiones en el campo soberanista, especialmente Unió Democràtica, donde contemplan asombrados cómo sus antiguos socios de CDC apelan a una moderación que ellos defienden como propia. Ayer mismo, el secretario general de Unió, Ramón Espadaler, retaba a los diputados de Convergència en el Parlamento catalán a que, si quieren hacer «creíble» su «retorno a la centralidad», voten en contra de la moción de la CUP.
En una entrevista a Efe, Espadaler aseguró que la moción presentada por la CUP representa una «oportunidad única» para CDC para desmarcarse de los posicionamientos más «radicales». «Si votan en contra, les aplaudiremos, porque eso nos situará de nuevo dentro de los límites de un Estado de Derecho y del respeto a la legalidad».
ABC – 29/03/16