Dicen que los caminos se construyen a pequeños pasos. Ciudadanos ha dado uno en el alicantino municipio de Orihuela: los tres concejales de la formación naranja se han incorporado esta semana al Gobierno local, liderado por el PP. Si hasta ahora la dirección del partido había expulsado a cargos públicos por permitir gobiernos o entrar en ellos sin su permiso, este último acuerdo cuenta con el visto bueno de la dirección. Una circunstancia que se produce a pocos días de que el congreso de Ciudadanos debata si se debe entrar ya en gobiernos o esperar a 2019, como propone Albert Rivera.
Ciudadanos firmó con el PP un acuerdo de gobernabilidad en Orihuela tras las elecciones municipales de 2015, como realizó en otras localidades de España, a nivel autonómico e incluso al estatal, con el pacto de investidura de Mariano Rajoy.
Hasta ahora, la directriz oficial era clara, al menos a nivel municipal: priorizar la lista más votada en las negociaciones, no llegar a acuerdos con partidos nacionalistas y no entrar en gobiernos que no presidiera Ciudadanos. Sin embargo, algunas de esas barreras van modificándose. En Cantabria se firmó un pacto con el Partido Regionalista de Revilla para apoyar los Presupuestos de 2017 y en Orihuela el partido ha bendecido la entrada en el Gobierno del PP.
«En Orihuela se ha considerado, a nivel autonómico y dada la específica situación institucional del municipio, que de manera excepcional podía accederse a la petición de compartir la gestión, fiscalizando así más intensamente y desde dentro la labor del Gobierno y garantizando la estabilidad», explican a EL MUNDO fuentes del partido. ¿Y cuál es esa situación específica? «Ciudadanos daba apoyo al equipo municipal en base a los acuerdos previos frente a una oposición radicalizada». Este permiso ha sido inhabitual, porque hasta ahora predominaba la expulsión a quien se saltaba la norma de no entrar en equipos de gobierno. Uno de los últimos casos fue el de un concejal en Fortuna (Murcia), al que se echó tras entrar a gobernar con el PSOE.
Desde Ciudadanos descartan que se vaya a generalizar este planteamiento, pero sí admiten que se estudiarán o «analizarán los casos concretos que se puedan presentar». De momento, esos casos no son Madrid o Andalucía, donde PP y PSOE, respectivamente, han tendido la mano al partido de Rivera para gobernar juntos. Desde el equipo de Ignacio Aguado, líder naranja en la comunidad madrileña, si bien se mantiene la postura de estar en la oposición se ha deslizado la opción de entrar si Cristina Cifuentes dejaba de cumplir el pacto de investidura.
La Asamblea General que Ciudadanos celebra el primer fin de semana de febrero debatirá la entrada en los gobiernos. El equipo de Rivera mantiene hacerlo en 2019. Pero una de las enmiendas aceptadas pide «optar inmediatamente tras esta Asamblea por exigir la entrada de nuestro partido en coalición a nivel nacional, autonómico y local, en todos aquellos gobiernos donde seamos necesarios o donde nuestro apoyo sea importante para mantener al gobierno nacional, autonómico o local». Otra enmienda pide: «Poco a poco se deberá ir entrando en gobiernos para adquirir experiencia y ganar en presencia mediática ante la ciudadanía, para que sean verdaderamente conscientes de nuestra labor e influencia en los cambios».
Desde el equipo de Rivera asumen que tendrán que «acatar las decisiones que los afiliados adopten en la Asamblea», pero enfrían la entrada en gobiernos, que en caso de acordarse «no será automática.