Pese a que ayer sonó el timbre que marcaba el fin de los tres meses que PP y Ciudadanos se dieron para «tramitar» ese pacto anticorrupción, ambas formaciones han tenido a bien saltarse el plazo. La formación naranja elevó el tono calificando de «importante y decisivo» el momento negociador. Una suerte de «prueba del algodón». Eso sí, sin plantear un ultimátum o plazo alguno.
El PP salvó así otro momento de tensión con C’s, sin apenas esfuerzo y con promesas muy etéreas sobre el cumplimiento de los compromisos. Los populares impusieron su visión de que es necesaria una reforma constitucional para introducir en la legislación la limitación a ocho años del mandato del presidente, en contra del criterio de Ciudadanos, que defiende que sólo es necesario cambiar la Ley de Gobierno. Y no sólo eso. El partido de Rivera acepta estudiar que su exigencia de reformas para eliminar los aforamientos y para limitar el mandato presidencial se debata en dos subcomisiones –sobre Regeneración y sobre modificación de la Ley Electoral–, sin ningún horizonte de aprobación, orillados juntos a muchos otros asuntos abiertos y en un maremágnum de comparecencias de expertos.
«Las seis grandes reformas están encarriladas y avanzadas, que es el compromiso que adquirimos y a lo que nos obligamos. Establecimos que estarían en trámite y está cumplido», afirmó Juan Carlos Girauta, portavoz parlamentario de Ciudadanos, pese a que ni él ni José Antonio Bermúdez de Castro, secretario general del grupo del PP, apuntaran avances o progresos concretos.
En realidad, la textualidad del pacto dice «tramitadas». El contenido de este acuerdo anticorrupción es: limitación de los mandatos del presidente del Gobierno, eliminación de los aforamientos, eliminación de los indultos por corrupción, creación de una comisión para reformar la Ley Electoral, creación de una comisión para investigar la presunta financiación irregular del PP y abandono de los cargos públicos por parte de los imputados por corrupción. Las dos formaciones, lejos de caminar hacia la ruptura, decidieron darse tiempo para buscar puntos de encuentro.
Los populares no ocultan que están satisfechos. Lo están ellos y, lo más importante, lo está Ciudadanos. Esto es lo que cuenta. El PP ha logrado convencerles de que su voluntad es cumplir con lo firmado, pero que para hacerlo optan por la vía más lenta, la del estudio de estas dos cuestiones en dos subcomisiones, en lugar de comenzar una negociación con C’s y con el PSOE sobre el contenido y el alcance de estas dos reformas.
Bermúdez de Castro defendió que de este modo «se podrían despejar algunas dudas» y encontrar las «fórmulas jurídicas» para llevar a cabo las dos iniciativas. No obstante, advirtió de que no impulsarán ninguna reforma constitucional si no cuentan con el apoyo del PSOE. El dirigente negó que hayan optado por un procedimiento lento y dijo que han apostado por una «vía prudente». Para C’s, que optó por conceder margen, la cuestión es si «Rajoy merece o no confianza. El PP firmó y Rajoy dijo públicamente que aceptaba esas seis condiciones», opuso Girauta.
En lo que están de acuerdo PP y C’s es en que si Podemos pide un referéndum sobre una reforma constitucional que materialice estos cambios, ésta podría no acometerse.