EL CONFIDENCIAL 13/08/16
GRACIANO PALOMO
· Cuando el alambre de la ratonera parecía querer degollarle, hete aquí que se ha sacado un requiebro inteligente, sensato y posible para poner la ardiente castaña en otras manos
Con la expresa bendición de Felipe González, ya que el PSOE no le hace ni puñetero caso -la misma casa política donde mandó a su antojo durante veinte años-, Albert Rivera ha dado muestras en la última semana de su olfato para la supervivencia.
La situación se estaba volviendo realmente peligrosa para su mera subsistencia y con la muerte en los talones ha decido dar un volapié inteligente para, por un lado, transmitir la sensación de que (“por España y los españoles”) está dispuesto a negociar “con quien no lo merece” y al mismo tiempo apretar las clavijas en forma de trágala a ese que no lo merece.
Los seis puntos presentados, redactados a toda velocidad y con una cierta ansiedad, tienen desde el punto de vista político mucho de brindis a la luna de Oviedo y poco de chicha concreta si bien serían logros (si realmente se pusieran en práctica) que de alguna manera abrieran resquicios en el anquilosado sistema para que entre algo de aire fresco.
· Parece ignorar Rivera que todo lo referido a Luis Barcenas está ya en legajos judiciales y que es a los jueces a quienes corresponde colgarle de una pica
Su órdago a Mariano Rajoy tiene mucho de argumento ‘ad hominem’. En el fondo subyace la vieja idea de hacerle tragar quina bajo el brebaje Bárcenas. Parece ignorar Rivera que todo lo referido al oscuro personaje cántabro está ya en legajos judiciales y que es a los jueces a quienes corresponde colgarle de una pica. Pero si ese ejercicio sirve para desencallar una situación realmente insostenible hay que darlo por bueno. Yo se lo doy.
De esta forma el jefe de Ciudadanos sale del atolladero en el que él mismo se había empeñado en sumergirse. Pero si se equivoca o inyecta en vena más curare del que se precisa le puede salir el tiro por la culata. Son muchos los observadores los que consideran que jamás volverá a tener la posición cuasidecisiva de la que goza tras las elecciones del pasado 26 de junio. Si es cierto que ha sido la persona que más ha hecho por volar el centro derecha que hasta hace poco era considerada como un bien de Estado, tampoco hay que despreciar su determinación por poner coto a determinados desvaríos que siempre acompañan a los dirigentes políticos que se creen que los votos les pertenecen por el simple hecho de liderar un partido concreto, en este caso, el Partido Popular.
Lo dicho. Cuando el alambre de la ratonera parecía querer degollarle, hete aquí que se ha sacado un requiebro inteligente, sensato y posible para poner la ardiente castaña en otras manos. Pero el hecho cierto es que con todo y eso la persona que no se merece su apoyo seguirá estando en el epicentro de todo. Tampoco aparecen entre esas condiciones la desaparición de las diputaciones y un sinfín de demandas nacidas al socaire de una lumbre infinita.
La felicidad nunca es completa.