Juan Carlos Girauta-Rl Debate
  • Unos exponemos lo que hay y otros nos llaman fascistas, pero estos últimos tampoco se lo creen. Otra cosa es que tengan la cabecita hueca y solo sepan escupir

Nadie se cree el discurso oficial sobre la inmigración masiva. Unos exponemos lo que hay y otros nos llaman fascistas, pero estos últimos tampoco se lo creen. Otra cosa es que tengan la cabecita hueca y solo sepan escupir. Pero para ciertas cosas no hay tontos. Entre ellas, la defensa de la propia familia. De ahí el descubrimiento de que, en su vida privada, todo el mundo es conservador.

Han tenido que agredir y violar a muchas mujeres y niñas en Europa para que el pueblo se eche a la calle. De momento en el Reino Unido. Y pronto en el Continente. Diabólicamente, las policías insulares han dedicado todos sus recursos a reprimir a los manifestantes (siempre que no sean muslimes), a los tuiteros críticos, a las señoras que rezan y a las niñas violadas. Hasta ahora, a estas últimas bastaba con ignorarlas. En general eran pequeñas blancas de barrios con mafias paquistaníes. Las han estado violando y violando en grupo, asesinando de vez en cuando, mutilando si se escapaban o intentaban denunciar a las piaras salvajes.

El Occidente woke adora la violencia porque desata la irracionalidad, el espacio donde están cómodos. De ahí el respeto que le profesan los periodistas a Otegi. No todos; solo la mayoría, iletrados que se consideran en posición de establecer lo que es verdad o no, y con derecho a hacerlo y a cobrar por ello. No es a pesar del pogromo del 7 de octubre, sino a causa él, que gentuza como Sánchez o Macron reconocen un Estado que no cumple ninguno de los requisitos del Derecho Internacional. Es decir, premian el pogromo, a Hamás y a la masa descerebrada que cría niños bomba y celebra el arrebatamiento a cuchillo de los fetos judíos. A eso y a esos premian Sánchez y Macron. Con las locas de la flotilla como cuerpo de danza.

Luego está el problema de la falta de lecturas, que afecta a tanta gente de buena fe. Se alimentan de la tele y de la radio, donde se reproducen sin filtro los comunicados de Hamás. A la verdad intelectual se accede leyendo. Libros de verdad, no las novedades de las mesas en las grandes librerías, templos del atocinamiento. Solo leyendo Presa, de Hayaan Hirsi Ali, entenderás (no comprenderás) lo que tenía en la cabeza el supuesto menor marroquí que ha violado a una niña en Hortaleza. Vistas las investigaciones precedentes, hay más de 0’7 probabilidades (la probabilidad 1 es la certeza) de que el violador sea mayor. La ministra de Igualdad no se ha acordado de la niña violada; estaba solidarizándose con una tía de la tele.

A las niñas no se las toca. A los hombretones que traen los negreros de Open Arms ilegalmente, se les devuelve a su país. Y a los partidos con el corazón asín de grande que han destruido la seguridad y los servicios públicos, se les echa. Y si no, cuando esto reviente, que no se quejen.