IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

  • El proyecto presupuestario se basa en premisas económicas que no se cumplirán

El primer problema del proyecto de Presupuestos es que se basa en unas premisas macroeconómicas que no se cumplirán, una vez que la segunda ola de la pandemia ha alcanzado la altura de un tsunami. El segundo es que son unos Presupuestos ‘de contento’, dirigidos a satisfacer todas las demandas y a congraciarse con todos los colectivos, supeditando las necesidades económicas a las conveniencias políticas. La situación es tan grave que requiere una dirección clara y firme, con un plan sensato y coherente. ¿Qué tenemos? Un galimatías de 17+1 decisores, ya que Pedro Sánchez ha consentido en que la mitad de los dineros que lleguen de Bruselas, y que son el salvavidas imprescindible de las cuentas, se cogestione con todas las comunidades. ¿Se imagina a la pobre Ursula Von der Leyen en la reunión del lunes enfrentada sola al presidente, dos vicepresidentes, una ministra, la presidenta del Senado y 17 presidentes autonómicos, cada uno hablando de su libro y alguno incluso de políticos presos? Si la cogebernanza no ha funcionado en el ámbito sanitario, menos funcionará aquí. 17+1 planes de recuperación, 17+1 propuestas de digitalización, de economía verde, de fomento de la actividad, son los mejores ingredientes para cocinar un galimatías rebozado en el caos.

El tercer problema es que el proyecto va en contra de la lógica. Todos los países del entorno bajan impuestos y aquí los subimos. Todos tienen mejores registros de crecimiento y muestran un menor daño en el empleo, pero sin duda alguna nosotros somos más listos y por eso castigamos a las empresas y a quienes las promueven. Tenemos un problema de sostenibilidad con las pensiones y aquí las subimos de manera indiscriminada. El sector privado se sumerge en el tenebroso mundo de los ERTE, pero la Administración sube el salario de sus empleados, de manera también indiscriminada, cuando es obvio que hay muchos que se merecen más subida y otros un severo recorte.

Más. Tenemos un problema con el precio de los alquileres, pero aquí nos olvidamos de las leyes del mercado y en lugar de fomentar la demanda y construir más vivienda públicas, prometemos intervenir los precios. Un sistema que se utilizó en la URSS y en el franquismo y se utiliza hoy en Cuba y en Venezuela. Los resultados le encantan al ministro Garzón… pero son nefastos. Igual que estas Cuentas que riegan a España de gastos. No por goteo, ni siquiera por aspersión. ¡Por inundación! ¿Tenemos descontrolados al déficit y a la deuda? ¡Qué me cuenta! Pues nadie lo diría…